El hombre en busca de sentido de Viktor Frankl: cuando la luz brilla en medio de la oscuridad

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¿Y si empezáramos por desmontar una creencia que todos tenemos dando este giro copernicano preconizado por Viktor Frankl en «El hombre en busca de sentido»? ¡Os preguntaréis cómo! Simplemente cambiando el foco y tratando de aportar respuestas a las preguntas y pruebas que nos manda la vida porque en realidad no importa lo que esperamos de la vida, sino que importa lo que la vida espera de nosotros. Para mí, ahí reside el punto de partida: cambiando nuestra visión y actitud respecto a la vida, nos volvemos más conscientes de las elecciones que podemos hacer en cualquier instante de nuestras vidas.

El hombre en busca de sentido

«El hombre en busca de sentido» es más que un ensayo psicológico, es una auténtica oda a la libertad interior que nos incita a trascender los límites del sufrimiento —a menudo ineludible— para transformarlo en valor. Este texto escrito en 1946, de gran fuerza expresiva, conlleva un mensaje universal y atemporal gracias a su enfoque holístico del ser humano —ser único e irrepetible— y a su componente espiritual.

¿Qué sentido queremos darle a nuestras vidas? La verdad es que existen tantas respuestas como seres humanos pero es más necesario que nunca plantearse esta pregunta en un período marcado por el fanatismo, el oscurantismo y el dogmatismo. Es el momento idóneo para leer o releer este libro y reflexionar sobre el sentido y la responsabilidad.

Hallar sentido en el no-sentido

Psiquiatra austríaco internado en varios campos nazis durante la segunda guerra mundial, Viktor Frankl fue ante todo un superviviente. Descubrió que el hecho de tener una meta había contribuido a su supervivencia y esta experiencia le permitió dar a luz este relato catártico donde desarrolló un nuevo enfoque psicoterapéutico, la logoterapia (tercera escuela vienesa de psicoterapia después de la de Freud, que radica en el deseo, y de la de Adler, basada en el poder). La palabra griega logos remite al «sentido», al «significado» o al «propósito».

El libro consta de dos partes complementarias que nos guían y que nos proporcionan herramientas útiles pero sin imponernos nada. En la primera, además de describir su experiencia en los campos, analiza el comportamiento humano de los prisioneros para entender su reacción frente a las atrocidades así como el de los capos. Distingue tres fases «psicológicas»: la llegada al campo caracterizada por la sorpresa y el shock; la fase de adaptación marcada por la apatía y la anestesia emocional como «escudo protector»; la fase posterior a la liberación asociada con el hecho de volver a aprender la capacidad de sentir alegría. En la segunda parte, expone de forma breve lo que es la logoterapia.

Tomar conciencia de su responsabilidad personal

A la vez narrador protagonista, testigo y observador, relata lo indecible sin ansia de venganza, sin juicios, sin huella de pathos pero sí con una combinación equilibrada de objetividad y sutileza. Sus indagaciones sobre el sentido, en pleno no-sentido, le llevan a la conclusión de que es posible arrebatarnos todo, salvo nuestra libertad interior. Afirma que nunca carecemos de esta capacidad de elección incluso en las condiciones más trágicas. Comparto esta aserción y considero que lo que la adversidad hace de nosotros depende en gran parte de nosotros mismos. He podido observar en mi libro «Buscando las estrellas», que ciertas personas son más resilientes que otras pero que, sin duda, tenemos todos esta capacidad para desarrollar una serie de habilidades que nos permita gestionar mejor y superar las pruebas.

Principios que podemos aplicar para reflexionar y crecer

Viktor Frankl nos indica las tres vías para dar sentido a nuestra vida: la realización de una misión o la creación de una obra; el amor que nos conecta con el arte y la naturaleza; la trascendencia o la elevación espiritual a través del sufrimiento.

Este libro atesora una plétora de consejos y principios que pueden ayudarnos a ensanchar nuestra mirada y así visualizar «el amplio espectro de valor y de sentido de nuestro horizonte existencial»:

  • Amar y reír porque el amor nos permite alcanzar la esencia del otro (y por lo tanto, la nuestra) y porque el sentido de humor nos ayuda a tomar distancia ante las adversidades.
  • Tomar conciencia de esta libertad interior porque es la que confiere a la vida intención y sentido.
  • Usar nuestro libre-albedrío porque nadie nos puede despojar de nuestra libertad a la hora de actuar antes las circunstancias.
  • Aceptar nuestro destino porque es la única forma de transformar el sufrimiento en sentido.
  • Mantener la fe porque sin fe en nosotros y sin fe en nuestro futuro, nos invade el vacío.
  • Valorar nuestra unicidad y nuestra singularidad porque son las que nos permiten desarrollar una postura personal ante los acontecimientos.
  • Esforzarnos y luchar por una meta que merezca la pena.

Conciencia, conexión con nuestra liberta interior, responsabilidad, aceptación y orientación hacia los valores y el sentido que queramos proyectar en el futuro… ¡Debería ser el núcleo de cualquier proceso educativo!

Para Sartre, el hombre se inventa a sí mismo. Para Frankl, el hombre no inventa el sentido, sino que lo descubre. ¿Y si se tratara solo de re-descubrir, de recordar lo que ya sabemos?

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Autor: Audrey Damas

Redactora, escritora, traductora.

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