El título original de la novela “Fortuna” del escritor Hernán Díaz es “Trust”. Todo indica que el título original en inglés sintetiza mejor el argumento de este libro, una novela ambientada en la ciudad de Nueva York de los años 20 y 30 del siglo XX y que tiene como personajes principales al inversionista Andrew Bevel y a su filántropa esposa Mildred. La primera edición de esta novela es del año del año 2023, en el cual ganó el Premio Pulitzer y gracias al cual se posiciona como un referente de la literatura estadounidense del siglo XXI. “Fortuna” es una obra sólida, tiene una estructura narrativa robusta e innovadora que enseña el tema de la “confianza” en varias dimensiones: la confianza en las inversiones económicas, la confianza entre Andrew y Mildred Bevel (matrimonio que está en el centro del relato) y la confianza que el personaje Andrew Bevel tiene en el trabajo encomendado a Ida Partenza, la persona encargada de escribir sus memorias oficiales. Decir que la confianza es central es una manera de respaldar que Hernán Díaz pusiera este título a su versión original en inglés. Aunque tampoco se podría decir que el relato explique en primer plano cómo se construye la confianza entre los personajes. Es verdad que la fortuna, el dinero y la economía son cardinales en esta novela, y la confianza humana está ahí, en cada interacción entre los personajes, explicándose por sí misma según el cauce de los acontecimientos.
Si bien la traducción de Javier Calvo para Anagrama no usa la palabra “Confianza” en el título, y la rebautiza con el título “Fortuna”, éste último expresa bien el ingrediente más sobresaliente: las finanzas del “genio de las inversiones” Andrew Bevel, un magnate escurridizo, un calculador no muy social, un inversor superdotado, un millonario reservado pero activo, un capitalista patriota del que todo el mundo habla, héroe para unos, culpable del crac del 29 para otros, hombre de negocios con una magnífica casa en Nueva York a la que la élite deseaba visitar en los recitales que Mildred daba. En ese sentido, en la novela Fortuna resuenan elementos bien conocidos de “El gran Gatsby” de Francis Scott Fitzgerald. El personaje de Andrew Bevel es un gran logro del novelista Hernán Díaz, lo construye en torno de la gran fortuna que éste hace en los mercados; habla de la inversión en la bolsa, del papel de Mildred en estas inversiones y, en general, de la consolidación del sistema capitalista. Llama la atención que las “inversiones” es un fenómeno económico que en el siglo XXI ha ido bajando al terreno de las micro-inversiones. Con todo, diría que la “fortuna” no es en realidad el tema principal de esta novela.
Una novela fascinante ambientada en una América pasada que explora la familia, la riqueza y la ambición a través de narrativas enlazadas expresadas en diferentes estilos literarios, un examen complejo de amor y poder en un país donde el capitalismo es el rey.
Premio Pulitzer año 2023
¿Cuál es entonces el tema principal de la novela “Fortuna”? Es difícil de decir y en parte esto mismo hace de esta novela una obra bien pensada, sencilla de leer, pero con un engranaje cuidadoso y una propuesta literaria nueva que enseña la plasticidad de la novela como género y los recursos narrativos que ofrece la literatura. Explicando las partes que componen a esta novela, se puede ver cuál es su tema central o sus temas centrales; conclusión a la cual llega cada lector y que nos invita a compartir nuestras experiencias y opiniones sobre esta lectura. Hernán Díaz presenta la novela Fortuna estructurada en 4 partes:
“Obligaciones”
Una novela de Harold Vanner que narra la vida de Benjamin Rask y su esposa Helen Brevoort. Se trata de una novela de más o menos 130 páginas adentro de la novela Fortuna que, según se lee en la tercera parte, pretende revelar la vida íntima y desconocida del matrimonio Bevel. Por parte de Hernán Díaz es muy interesante haber metido una novela adentro de otra novela y generar unos personajes ficticios que pretender contar quiénes eran los personajes de la novela. Como lector, uno comienza la lectura y asume que esa primera parte es la novela como tal. De hecho, esta parte tiene una construcción de personajes muy interesante, paralela y deforme de los personajes Bevel en la cual se basa y que se conocen más adelante.
“Mi vida”, por Andrew Bevel.
Esta segunda parte es una colección de apuntes autobiográficos de Andrew Bevel en la cual se revela su carácter, ideas centrales sobre el mundo de las inversiones de capital y su genealogía. Andrew Bevel nace en 1876 y es hijo de un financiero, nieto de un financiero y bisnieto de un financiero. Este personaje afirma que “las finanzas son el hilo que recorre todos los aspectos de la vida. Son el nodo donde confluyen las distintas corrientes de la existencia. Los negocios son el denominador común de todas las actividades y empresas humanas. Esto a su vez significa que no hay asunto que no ataña al ámbito del hombre de negocios. Para él, todo es relevante. Es el verdadero hombre del Renacimiento” (2024: 171). Es un personaje que encarna una suerte de esencialismo del intercambio económico.
Hay otras ideas sobre la economía y el capital que A. Bevel confiesa en esta parte y que vale la pena repetir, ya que hacen resonar el “espíritu del capitalismo” y la trama de esta novela: “La gran producción en masa de automóviles creó un círculo fenomenal de prosperidad, donde el consumo y el empleo se alimentaban entre sí” (2024: 199); y “Hasta la última gota de nuestras acciones está gobernada por las leyes de la economía. Cuando nos despertamos por la mañana estamos intercambiando descanso por beneficios” (2024: 215). También en esta parte Andrew Bevel habla bien de su esposa Mildred, de su inteligencia y su personalidad única, un tanto distante pero buena, y de su empresa filantrópica; la retrata como un alma caritativa, silenciosa, pero carismática.
“Recuerdos de unas memorias”, por Ida Partenza.
Esta parte es aún más reveladora que la anterior ya que enseña que la trama central de esta novela no es en realidad la fortuna que Andrew Bevel amasa. Es un tema importante y contextual, pero como lector me atrevería a decir que hay otros dos temas que se muestran aún más sobresalientes que aquel: por un lado, la historia de cómo Ida Partenza se convierte en escritora, y por otro, quién era en realidad Mildred Bevel, lo cual se explica, aunque tan solo con un retazo autobiográfico, en la cuarta parte del libro.
Tal vez el personaje central de esta novela es Ida Partenza, una mujer humilde hija de un anarquista autodidacta italiano emigrado a Nueva York huyendo del fascismo en Europa. Su padre es el polo opuesto a Andrew Bevel. Para su padre “toda propiedad es un robo”; trabajaba como tipógrafo y además de anticapitalista era tecnofóbico; afirmaba que “No tengo país, no quiero tenerlo. La raíz de todos los males, la causa de todas las guerras: Dios y la patria” (2024: 241). Rechazaba las nuevas tecnologías de la imprenta y decía que “el hombre se había convertido en la máquina de la máquina” (2024: 234). Era anarquista y no comunista, pero decía que, aunque no le gustaba Marx, tenía razón en algo: “El dinero es una mercancía fantástica. Una fantasía. Ni lo puedes comer, ni te abriga, pero representa toda la comida y toda la ropa del mundo […] si el dinero es una ficción, el capital financiero es la ficción de una ficción” (2024: 242). En esta idea “fantasiosa” del dinero insiste mucho el historiador Yuval Noah Harari en su libro “Sapiens. De animales a dioses”.
Estos recuerdos de Ida Partenza cuentan su vida cotidiana con su padre y también cómo llegó a ser la persona responsable de escribir la historia oficial, autobiográfica, de Andrew Bevel. Éste buscaba responder a la deformación que Harold Vanner había hecho de él y de Mildred en la novela “Obligaciones”, un libro que Ida Partenza tiene que leer para comprender por qué Andrew Bevel lo detestaba y censuraba. Este trabajo hace que Ida se implique en conocer la vida del matrimonio Bevel y llegue a construir, no solo mecanografiar, una versión biográfica de ese matrimonio a medida del cesgo de Andrew Bevel, quien sobretodo quería borrar de la faz de la tierra la versión polémica y sensacionalista de Venner. En su visión autobiográfica, Andrew Bevel se refiere a Mildred Bevel como una gran mujer, fallecida prematuramente, amante de los arreglos florales y que buscaba beneficiar al mundo artístico, en especial al musical, que emergía por aquel entonces en Estados Unidos. Con Ida Partenza se descubre que el retrato de ama de casa que Andrew Bevel hace de su esposa es un estereotipo, una fachada machista que esconde la verdadera personalidad de Mildred y que Ida ha tratado de descifrar sin éxito. Durante su trabajo Andrew Bevel muere, dejando inconclusa y sin publicar la versión oficial de su vida. Los recuerdos de Ida sobre esta labor como biógrafa también enseñan el componente literario y ficcional de las biografías. La periodista Eva Conculluela del Diario ABC se ha referido a esta novela así: “Una lectura deslumbrante que trata de desentrañar de qué hablamos cuando hablamos de ficción”.
Esta parte de la novela es además rica en recursos narrativos, ya que es un flashback (unos recuerdos del año 1938) sobre la joven Ida Partenza, la cual, 50 años más tarde, en los años 80, visita la casa museo Bevel en busca de documentos desclasificados escritos por la propia Mildred Bevel y que le permitirían conocer quién era realmente. Efectivamente, escondido entre unas páginas contables, Ida encuentra un cuadernillo de Mildred, escrito con su puño y letra como diario durante su estadía en el hospital suizo en el que fallecería. Ida roba el cuadernillo para completar, suponemos, aquella antigua investigación que buscaba encontrar quién era Mildred Bevel.
“Futuros”, por Mildred Bevel.
Esta última parte nos enseña un poco la voz y sensibilidad de Mildred y nos sorprende con otro giro dramático: se trata de su diario en Suiza durante las últimas semanas de su enfermedad. Es un diario fragmentado en el que deja saber que había sido ella quien en realidad había llevado a Andrew a un nivel superior de la inteligencia financiera. Ella, conocedora y amante del arte, era en realidad el sujeto superdotado de toda esta historia. Ya lo habíamos leído en la primera parte, pero sin hacer mucho caso de ello. Mildred había enseñado a Andrew a invertir mejor, a generar un sistema mucho más amplio de retorno económico y, además, había descubierto que el equilibrio del sistema bursátil se rompía. Ella misma se apropia de este problema inherente de la bolsa y genera ganancias nunca antes vistas. La novela sugiere que Andrew intenta aplicar, sin su cuidado, el descubrimiento de Mildred, generando una gran crisis en la bolsa.
La novela “Fortuna” es una de las más notables obras de este primer cuarto de siglo; así lo dice la comunidad literaria de este mundo. Una novela que atrapa, que genera mucho interés, que alimenta la curiosidad y la inteligencia del lector. Este libro ha llevado a Hernán Díaz a un nivel superior de notoriedad llevando su trabajo a más idiomas y a un público aún más amplio.