Ensayo literario en torno a la figura de Safo

Ensayo sobre Safo, escrito por Zoe Abril
4.5
(10)

45 (fr. 147)
(…) pues yo os digo esto:
(tenedlo por seguro,)
que alguien habrá sin duda,
y también más de uno,
que se acuerde de nosotras
(en los tiempos futuros).

La décima musa

Se estima que se conservan apenas un 10% de toda la obra escrita por Safo, y los dos sucesos que más fueron participes de su destrucción fueron el incendio en la Biblioteca de Alejandría y el salvajismo del Papa Gregorio VII, quien en el año 1037 los tachó de textos amorales y pecaminosos y ordenó quemarlos a todos.
Al saber esto sentí un sentimiento de inusual mescolanza, ¿cuánto del arte ha habido que no ha llegado a la luz del presente por culpa de la censura y las cenizas propias del tiempo?

Se le ha atribuido a Platón el epigrama de ser Safo la décima musa, pero también contiene la designación de ser una “musa mortal entre musas inmortales”.
En De compositione Verborum XXIII-173, Dionisio de Halicarnaso afirmó que era la mejor exponente de la poesía lírica griega. Gracias a él conservamos el Himno a Afrodita, pues se encargó de transcribirla. A esta oda solo le falta un pequeño fragmento al comienzo del tercer verso de la quinta estrofa.

Estrabón afirmó, después de citar a Pitaco y Alceo como figuras ilustres de Mitilene: «en la misma época vivió Safo; fue un ser extraordinario, porque no sabemos que, en ningún otro tiempo, por más que nos remontemos al pasado, hubiese existido otra mujer que por poco que fuese pudiera comparársele en poesía».

Se evidencia el reconocimiento de Safo por la reproducción de su figura en monedas, medallones, estatuas y vasos. Por el filósofo y orador romano Cicerón, se tiene conocimiento de que robaron una estatua suya de bronce, fundida por Siliano, del Pritaneo en Siracusa y que además hubo otra estatua en Bizancio, hacia el siglo v d.c.

Este gran reconocimiento que mereció, llegó al peldaño de que varios autores imaginaron la existencia de otra Safo, con la que cobraron toda clase de calumnias. Además, de que, con la excusa de ser una musa inspiradora, la han copiado descaradamente, ¿cuánto hay que hemos perdido de ella?

Imagen tomada de: Dictionnaire de la civilisation grecque, Fernaud Hazan editeur, París, 1966. Pierre Louys, Les chansons de Bilitis, grabados por Notor, París, 1928

Himno a Afrodita

Es un poema que sobresale por una dulzura, una naturalidad para describir los frutos, los sentimientos de amor, correspondidos y no correspondidos. Resulta increíble pensar mientras uno pasa de página, que la lectura data en realidad desde hace 2600 años.

Cuando se refiere a la granada y el manzano, estos frutos son representación de la Diosa, tal como también lo son las almejas, y se acostumbraba en el culto dejar estos elementos como ofrenda. Cuando nombra a Cipris, (del griego Κύπρις epíteto que significa “de Chipre”), en realidad este es uno de los títulos que posee la divinidad del amor, que está relacionado con la creencia de que en Chipre o en Citera había sido el lugar de nacimiento de la diosa Afrodita.

Al inicio comienza invocando a la diosa Afrodita, rogándole su presencia. Describe Safo exquisitamente a la diosa con su carruaje de oro llevado por gorriones para responder a las suplicas de mal de amor de la muchacha. La consuela la diosa de que pronto será correspondida. El poema concluye con el auxilio por sufrir una “guerra de amor”, concepto de ser un sentimiento similar a una batalla donde hay un ganador y un perdedor disputándose.

A lo largo de los versos, utiliza referencias mitológicas para expresarse de manera biográfica, como la figura de la Gorgona para aludir a una mujer que dirigía una escuela rival, así también el nombre Andrómeda cuando en un momento su amor, Attis, decide irse a Sades.
—Me domina el deseo de morir y conocer las riberas del Aqueronte, floreciendo de lotos húmedos de rocío— (Fr. 10- Libro V. Traducción realizada por Blass, Lobel)

Las enseñanzas de Safo

Safo había fundado su escuela en la Isla de Lesbos en el cual se consagraba a la diosa Afrodita, quien dirigió el tiaso (θίασος) durante alrededor de diez años, desde su regreso de Siracusa en el año 591 a.C. hasta su muerte en el 580 a.C.
En la isla de Lesbos las mujeres mantenían los mismos derechos que los hombres, ya que en este tipo de ciudades las culturas dóricas y eólica la democracia era menos exclusiva.

En antítesis, podríase ilustrar con Atenas que poseía una cultura jónica, con una democracia desigual, la mujer carecía de derechos, recluida y dedicada únicamente a las labores del hogar. Únicamente podrían tener acceso a la vida social y a la cultura si mantenía el oficio de una friné, en el que ejercían la prostitución.

Safo de Mitilene tuvo una educación inusual para las mujeres de la época, escribía en un dialecto que comúnmente los griegos no utilizaban, mientras que Safo escribía en dialecto eólico, los griegos utilizaban el dialecto tracio. Por ellos sus obras podían llegar a ser exclusivas únicamente para quienes podían leer en esta lengua, y siendo de dominio culto, por ello era adquirida como lectura tanto por Dionisio de Halicarnaso, como por otros filósofos.

En el tíaso, sus discípulas aprendían a cantar, recitar poesía, confeccionar coronas y colgantes de flores. Era un espacio femenino donde las mujeres se educaban y compartían conocimientos, siendo una asociación religiosa y cultural en este caso, en honor de la diosa del amor Afrodita.

Conclusión

Safo de Lesbos ha perdurado como una reconocida poetisa de la Antigua Grecia, con dos estatuas vandalizadas y perdidas entre milenios, con críticas y elogios, para la mirada incrédula de muchos de los hombres que a lo largo del tiempo la han satirizado de mil formas, desde que era una lasciva, o bien que ejercía la prostitución. Esta infamia ha hecho que su figura se viera manchada durante años.

Es de importancia su obra, no se debe idealizar a Safo como una mujer que se ha suicidado por amor, (tomado con pinzas este dato por los historiadores), sino que debe ser lanzada lejos del olvido y estar a la par de los filósofos hoy iluminados como Platón, Ovidio, quienes la han citado en vida numerosas veces por su sensibilidad poética y por reflejar una realidad religiosa y de emociones, que hoy tras dos milenios, los mortales pueden sentir correr en su sangre.

Bibliografía:

Dictionnaire de la civilisation grecque, Fernaud Hazan editeur, París, 1966.

Pierre Louys, Les chansons de Bilitis, grabados por Notor, París, 1928
Montemayor, C. (1986). Safo Poemas. Editorial Trillas.

Tenebaum Tamara (8 de marzo de 2018). «20 escritoras que tenemos que seguir leyendo». Infobae.com.

Pablo J. Rodríguez (2024) Aula de estudios Clásicos Grecolatinos. Poesía Sáfica.

¿Cómo te ha parecido este contenido?

¡Haz clic en las estrellas para puntuar!

Promedio de puntuación 4.5 / 5. Recuento de votos: 10

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este contenido.

Autor: Zoe Abril Gauna

Es de nacionalidad argentina, vive en Buenos Aires, (03 Octubre 2004). Es estudiante universitaria de segundo año de Lic. Gestión Ambiental en la Universidad Nacional Arturo Jauretche. Realiza podcast sobre biografías y estuvo presente en el II Simposio Internacional literatura y Conurbanos de la Universidad Nacional Arturo Jauretche. Ha publicado notas dentro de la Revista Mestiza, entre ellas Donar Árboles, y escribe reseñas literarias, sobre todo en la revista digital Lectura Abierta y en la Revista Devenir111. Sin embargo, posee manuscritos que se mantienen en la espera de su publicación, debido a que es una iniciada en el Mundo Literario.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Salir de la versión móvil