Literatura en Estados Unidos

Podemos hablar de Literatura en Estados Unidos desde las producciones literarias en las colonias previas a la independencia (siglos XVII y XVIII), predominantemente escrita en inglés y marcada por una fuerte influencia de la literatura inglesa. Sin embargo, la «literatura americana» no se reduce a la producción literaria desde el siglo XVII hasta nuestros días. Realmente, la literatura en el actual terriotior de los Estados Unidos ha existido desde antes de la llegada de los primeros colonos. Los pueblos nativo-americanos tenían una gran riqueza en literatura de tradición oral, mucha de la cual se ha perdido. No obstante, en los pueblos nativos que han sobrevivido al proceso de aculturación (por ejemplo, los Navajo, Apache, Cherokee, Cheyenne y Sioux), diferentes tradiciones literarias orales han sobrevivido o se han transformado. En términos generales, hablamos de literatura prehispánica para referirnos a esa literatura anterior al descubrimiento del continente americano.

Como cualquier otra literatura nacional, la literatura estadounidense ha sido moldeada por los procesos e hitos que han marcado su historia. Durante casi un siglo y medio, el actual Estados Unidos fue un territorio colonizado por inmigrantes de las Islas Británicas que huían y buscaban una tierra prometida (El barco Mayflower llegó a la costa este con los primeros “peregrinos” en 1620). Con la Guerra de la Independencia contra el Imperio Británico en 1776, cuando se fundó Estados Unidos (Las Trece Colonias) como nación independiente a la metrópolis de Londres todas las creaciones artísticas empezaron a reflejar el espíritu de esa nueva nación. Con la conquista del oeste en los siglos posteriores, Estados Unidos logró consolidar un territorio enorme, hasta el Golfo de México en el sur a finales del siglo XIX, y hasta la costa del Océano Pacífico. Durante el siglo XIX y XX la nación se fue involucrando en la economía mundial y en los conflictos de Europa y del Este de Asia inevitablemente. No hay que olvidar que desde 1619-1620 hasta bien entrado el siglo XIX, Estados Unidos tuvo en su base social y productiva un sistema esclavista, el cual h amarcado su literatura hasta nuestros días. De hecho, la narrativa de los esclavos llegó a ser uno de los temas principales en la historia de su literatura. Así, no sólo los conflictos históricos, sino el avance científico, industrial, las creencias religiosas y el contexto social afectaron la creación y desarrollo de los movimientos literarios. Los periodos en los que podemos clasificar la literatura de los Estados Unidos y que van desde el siglo XVII hasta nuestros días son:

  1. Periodo colonial, y el primer nacionalismo (Siglo XVII – 1830)
  2. Romanticismo (1830 – 1865)
  3. Realismo y Naturalismo (1870 – 1914)
  4. Modernismo (1914 – 1945)
  5. Postmodernismo (1945 – 2000s)

Periodo colonial y el primer nacionalismo (Siglo XVII – 1830)

La literatura en las colonias inglesas de norteamérica en el siglo XVII fue aquella producida por hombres ingleses con fuertes creencias religiosas, específicamente puritanas, razón por la cual sus obras tenían que reflejar estos valores religiosos. De hecho, John Smith, un “soldado de fortuna”, es decir, un mercenario, o en otras narrativas, un explorador, es quien se cree que comenzó la literatura en las colonias, sus libros más importantes son A True Relation of Virginia (1608) y The General Historie of Virginia, New-England, and the Summer Isles (1624). El primer libro fue publicado como un autor desconocido ya que todas las publicaciones de cartas y diarios era regulada por las compañías que financiaban los viajes, una especie de mecanismo de censura para no hacer decaer el “ánimo” de los peregrinos, por lo que Smith quebrantó la ley con la publicación de A True Relation of Virginia. Además, los críticos y los historiadores tienen sus sospechas ya que los fragmentos donde se pudiera haber hablado sobre los nativos fueron recortados, y la única mención a ello es la relación de Smith con Pocahontas y la tribu Powhatan. Otros autores de la época fueron Daniel Denton quien escribió Brief Description of New York (1670), William Penn, Brief Account of the Province of Pennsylvania (1682), y Thomas Ashe Carolina (1682)

El estilo de la literatura colonial se reduce al ensalzamiento del autor y de las oportunidades de expansión de los ingleses. A pesar de que en la mayoría de los casos las opiniones estaban bastante unificadas en referencia a las cuestiones del estado del imperio y la religión, con el paso del tiempo algunos autores empezaron a crear la semilla de la discordia, debatiendo sobre temas de gobierno y la relación entre estado e iglesia, como lo hizo John Winthrop en su obra Journal (1630 – 1649). De todas formas, estos discursos eran atacados por otros autores como Nathaniel Ward quien escribió The Simple Cobler of Aggawam in America (1647). Las formas predominantes de estos textos eran diarios personales, cartas, biografías, tratados políticos, diarios de viajes y sermones. Aunque también se creó alguna obra de teatro y ficción, no proliferaron ya que los fuertes prejuicios morales establecidos por las creencias religiosas contra este tipo de textos predominaban. Poesía de no muy alta calidad pero popular apareció en el Bay Psalm Book (1640) y en The Day of Doom (1662), un resumen en verso doggerel basado en la corriente calvinista escrito por Michael Wigglesworth.

Anne Bradstreet escribió poesía de más calidad publicando The Tenth Muse Lately Sprung Up in America (1650). Es importante remarcar que el estilo y la tradición de la literatura norteamericana de este siglo está tremendamente influida por la literatura inglesa, aunque más adelante intentarán desmarcarse de la tradición europea en general para crear una identidad nacional propia. Hay que recordar que Estados Unidos nació en un momento en el que los demás países europeos llevaban siglos de tradiciones estéticas, religiosas, filosóficas y literarias desarrolladas.

La Ilustración o el «periodo de la razón» comienza en torno al siglo XVIII con las antiguas tradiciones literarias donde predominan las autobiografías sobre todo de corte puritano, ya que era la rama religiosa predominante en las colonias. Un autor representativo de esta tradición es Cotton Mather quien escribió la historia y biografía del puritano de Nueva Inglaterra, Magnalia Christi Americana, en 1702, y Manuductio ad Ministerium, también concida como Introducción al Ministerio, en 1726. Otros autores de la época como Samuel Sewall tenían una concepción religiosa menos rígida que los puritanos y a través de sus diarios, mostró cómo el comercio tuvo un efecto más liberalizador en la vida de las personas en Nueva Inglaterra. Conforme pasaba el tiempo, cada vez había más brechas entre las políticas del Imperio Británico y las colonias en América; así es como se forma el caldo de cultivo perfecto para que tenga lugar uno de los acontecimientos históricos que marcan este siglo: la Revolución Americana o la Guerra de la Independencia (1775 – 1783). La élite ilustrada y económica de los colonos ganaron la guerra y fundaron el gobierno de la nueva nación. Estos fueron influenciados por varios escritores políticos muy importantes como Samuel Adams y John Dickinson (​​Letters from a Farmer in Pennsylvania 1767), quienes favorecieron a los colonos, y el lealista Joseph Galloway. Sin embargo, otras dos figuras comenzaron a tener gran importancia: Benjamín Franklin y Thomas Paine.

Este es el inicio de Estados Unidos como una nación independiente y se escriben textos fundadores como la Declaración de la Independencia (Declaration of Indepence of The United States of America -04/07/1776) redactada por Thomas Jefferson (The Federalist Papers, 1787-1788), la Constitución Americana (1787) redactada por James Maddison y Alexander Hamilton, entre otros. Estos textos además influenciaron de forma vital a Europa, por ejemplo a la Revolución Francesa en 1789. Además, las cuestiones sobre el absolutismo monárquico según las cuales el rey dirigía los impuestos, la religión y el ejército se abrieron al debate. No sólo fueron estos textos una cuestión política para separarse de la metrópoli británica, sino que fueron una cuestión ideológica, mandaron un mensaje de “libertad” a los demás países. Por supuesto, entrecomillado, ya que mientras los americanos blancos luchaban por su libertad en las colonias, los esclavos trabajaban en las plantaciones y eran transportados desde África hasta las Colonias en condiciones infrahumanas. Otro de los textos más importantes de la época es La Autobiografía de Benjamin Franklin (1791) escrita por Benjamin Franklin. Se le considera un texto clave de la ilustración porque está escrito de forma epistolar, y la segunda parte es una especie de lección moral para su hijo.

Durante el siglo XVIII también hubo narrativas escritas por minorías étnicas, empezaron las obras escritas tanto por nativo-americanos como por afroamericanos. En 1771 se publicó la primera obra de un nativo-americano en inglés, A Sermon Preached at the Execution of Moses Paul, an Indian, de Samson Occom, de la tribu Mohegan, y tuvo 19 ediciones. La vida y aventuras de Joaquín Murieta (1854) de John Rollin Ridge (Cherokee, 1827-1867) fue la primera novela de un nativo americano, y O-gi-maw-kwe Mit-I-gwa-ki (Reina de los bosques) (1899) de Simon Pokagon (Potawatomi, 1830-1899) fue la primera novela de nativos-americanos dedicada al tema de la vida “india”

Lucy Terry es la autora de la obra literaria más antigua en la literatura afroamericana, Bars Fight. La escribió en 1746 después de un ataque de nativos americanos en Deerfield, Massachusetts. Otro autor importante de la época fue Jupiter Hammon, a quien se le conoce como el fundador de la literatura afroamericana ya que su primer poema An Evening Thought: Salvation by Christ, with Penitential Cries, fue publicado en 1761 en un panfleto. Hammon escribió Address to the Negroes of the State of New York en 1786, un discurso que se dio en una reunión en la African Society en Nueva York. En este discurso, Hammon dijo, a los 76 años y todavía siendo esclavo: «If we should ever get to Heaven, we shall find nobody to reproach us for being black, or for being slaves.«. Además, la primera narración de esclavos que se convirtió en un éxito de ventas internacional fue el libro en dos volúmenes Interesting Narrative of the Life of Olaudah Equiano, o, Gustavus Vassa, the African, Written by Himself (1789), que sigue la vida de Equiano desde su infancia en África Occidental, a través del terrible Paso Medio transatlántico, hasta su libertad y el éxito económico como ciudadano británico. Es importante que introdujera el barco de esclavos a través de la perspectiva inocente de un cautivo africano invirtiendo así el punto de vista de la narración.

En cuanto a poesía, esta se transformó en un arma política durante la Revolución Americana. El poeta estadounidense más importante de la época fue Philip Freneau, cuyos primeros poemas conocidos como las sátiras de la Guerra revolucionaria, sirvieron como propaganda; más tarde trató varios aspectos del panorama estadounidense. Aunque escribió mucho con un estilo más propio de los neoclasicistas, otros poemas como «The Indian Burying Ground», «The Wild Honey Suckle», «To a Caty-did» y «On a Honey Bee» fueron versos más románticos y se puede considerar que fueron precursores del Romanticismo del siglo XIX.

William Hill Brown escribió la primera novela estadounidense propiamente dicha, The Power of Sympathy (1789), que mostró a los autores cómo superar los antiguos prejuicios contra esta forma siguiendo la estructura de la novela sentimental inventada por Samuel Richardson (Pamela – 1740). Así, se dio una gran producción de novelas sentimentales hasta el final del siglo XIX. Hacia el final del siglo XVIII, se produjeron también obras teatrales de cierta importancia histórica. Aunque los grupos teatrales habían estado activos durante mucho tiempo en Estados Unidos, la primera comedia estadounidense presentada profesionalmente fue Royall Tyler’s Contrast (1787).

Romanticismo en Estados Unidos (1830 – 1865)

La literatura en Estados Unidos durante el siglo XIX está altamente relacionada con el desarrollo de una identidad nacional única e individual que pudiera estar lo más alejada del sujeto imperialista del Imperio Británico. Este periodo es el romanticismo en Estados Unidos.

Este nacionalismo está contenido en la idea del “destino manifiesto”, un conjunto de valores y creencias populares que afirmaban que el destino de los colonos americanos era expandirse hacia el oeste, conquistar nuevas tierras y nuevas oportunidades. Esta creencia rezaba que las personas de América y sus instituciones tenían virtudes especiales, por lo que la misión vital de Estados Unidos era de alguna manera redimir y reconstruir el oeste a imagen y semejanza del este (percibido como una especie de Jardín del Edén) y que por lo tanto, era un deber que tenían que cumplir. Esencialmente este “manifiesto” es la base sobre la que se excusa y se justifica el racismo, el imperialismo y supremacía blanca de Estados Unidos, y sobre la que, por supuesto, se ha sostenido buena parte del Sueño Americano. En el Romanticismo de Estados Unidos se pueden diferenciar dos periodos importantes: el renacimiento americano y la era de la reconstrucción.

En primer lugar, después de la Revolución Americana, los escritores estadounidenses fueron invitados a producir una literatura que fuera puramente nativa. En respuesta, aparecieron William Cullen Bryant (Thanatopsis 1817, A Forest Hymn 1824), Washington Irving (La Leyenda de Sleepy Hollow 1820, Cuentos de la Alhambra 1832), James Fenimore Cooper (Leatherstocking tales 1823–41, El Último Mohicano 1826) y Edgar Allan Poe (The Fall of the House of Usher 1839, The Murders in the Rue Morgue 1841, The Raven 1845). Todos ellos iniciaron el desarrollo literario de la primera mitad del siglo XIX en Estados Unidos. Los autores comenzaron a cobrar importancia en la década de 1830 y estuvieron activos hasta aproximadamente el final de la Guerra Civil o Guerra de Secesión (1861-1865). Así, los escritores más satíricos y los clásicos de Nueva Inglaterra, Herman Melville (Moby Dick 1851, Bartleby, the scrivener 1853), Walt Whitman y otros, comenzaron a escribir sus obras con un nuevo espíritu.

Por otro lado, uno de los movimientos literarios más importantes de la época fue el trascendentalismo, una corriente filosófica y literaria que reacciona en contra del racionalismo ilustrado y que está fundamentada en los ideales de la democracia, inconformismo, libertad de pensamiento, y el conocimiento de uno mismo. Estos escritores formaban parte de movimientos progresistas y buscaban profundas reformas sociales como el abolicionismo, los derechos de las mujeres, resistencias pasivas, educación accesible e igualdad para todas las clases sociales. Los trascendentalistas promovían la independencia intelectual y literaria del autor.

Existen dos olas dentro del trascendentalismo:

1. La primera la conforman los principales autores de la convención de Concord, como Ralph Waldo Emerson (líder del movimiento y fundador de Nature), H. D. Thoreau (primer proto anarquista con Civil Disobedience), Margaret Fuller (Woman in the Nineteenth Century 1845), A. B. Alcott (Concord Days 1872) (padre de Mary Louise Alcott, quien escribió Mujercitas en 1868) y Nathaniel Hawtheorne (La Letra Escarlata 1850).

2. La segunda ola está formada por Samuel Longfellow (Hymns of the Spirit 1864), Samuel Gray Ward, entre otros.

También destacan por sus temáticas trascendentalistas grandes poetas como Walt Whitman (Hojas de Hierba de 1855 y Canciones de mí mismo de 1855) y Emily Dickinson (Poems), aunque fueron posteriores al movimiento.

Otro movimiento de vital importancia fue el movimiento abolicionista en los primeros años del siglo XIX. Hubo un aumento de la demanda de testimonios sobre la dura realidad del esclavismo en Estados Unidos, por lo que surgieron escritores como Frederick Douglass (The Narrative of the Life of Frederick Douglass, An American Slave, Written by Himself 1845) y William Wells Brown (The narrative of William W. Brown, a fugitive slave 1847). Harriet Beecher Stowe, quien escribió Uncle Tom’s Cabin (1852), combinó los elementos del humor contemporáneo y la ficción sentimental de una manera tan única que, según algunos críticos, pudo haber ayudado a precipitar la Guerra Civil.

Realismo y Naturalismo (1870 – 1914)

La época en la que se dieron los dos movimientos literarios y filosóficos del Realismo y el Naturalismo fue una época de desilusión, un trauma de posguerra causado por la Guerra de Secesión, en la que se enfrentaron el Sur y el Norte por las discrepancias ideológicas y políticas en referencia a la abolición de la esclavitud. En el norte eran mayoritariamente abolicionistas, de hecho, muchos de los esclavos que conseguían escapar del sur y llegaban a los estados norteños conseguían ser ciudadanos libres. Económicamente, al norte no le afectaba la abolición puesto que eran estados muy industrializados y su mano de obra no dependía del sistema esclavista. Por otra parte, la economía sureña estaba fundamentada en las plantaciones de algodón y tabaco para alimentar el comercio sobre todo hacia Europa. La mano de obra estaba fundamentada en la esclavitud, con lo cual, el movimiento abolicionista era un inminente peligro a la economía de los dueños de las plantaciones. Social y culturalmente, esta guerra supuso un cisma en la cosmovisión que los estadounidenses tenían de su propia identidad, un país unido ante todo problema, con una clara visión nacional que había sido dada por los padres fundadores y anteriormente por los padres peregrinos que fundaron las primeras colonias y que buscaban esperanza y libertad en el Nuevo Mundo.

Consecuentemente, la literatura y todas las artes comenzaron a representar la realidad tal y como era, sin embellecimientos estilísticos. Temáticamente, hubo un viraje hacia aquellos tópicos que afectaban profundamente a la sociedad y que eran tabú como la prostitución, el alcohol, la sexualidad, entre otros. El surgimiento del realismo tuvo también otro movimiento paralelo, el naturalismo, que iba un paso más allá en cuanto a las descripciones morbosas y grotescas que pueden llegar a ser profundamente desagradables. Este movimiento estaba fundamentado en las leyes darwinistas sobre la teoría de la evolución aplicada al desarrollo social, lo que se conoce como Darwinismo social; esto quiere decir que una persona que nace en el estrato social más bajo posible está destinada a quedarse allí, y a morir de la misma manera, o escalar socialmente si es el más fuerte e inteligente, tanto como para salir de la pobreza. Básicamente, era una teoría que sirvió de excusa para fundamentar que los ricos eran ricos y los pobres eran pobres y no había nada que hacer que pudiera cambiar ese hecho porque sólo los más fuertes sobreviven a las fuerzas sociales y económicas deterministas. El Darwinismo social también supuso un argumento para aquellos a favor del esclavismo y el colonialismo.

William Dean Howells (1837-1920) fue el primer autor estadounidense en aportar una estética realista a la literatura de los Estados Unidos. Sus historias retratan mayoritariamente la vida de la clase media y alta, ambientadas en las décadas de 1880 y 1890, fueron muy influyentes para autores realistas posteriores. Su novela más popular, The Rise of Silas Lapham (1885), describe a un hombre que, irónicamente, cae en desgracia económica y materialista por sus propios errores. Otros realistas estadounidenses tempranos incluyen a Samuel Clemens (1835-1910), más conocido por su seudónimo Mark Twain, autor de Adventures of Huckleberry Finn (1884), y Stephen Crane (1871-1900) autor de Maggie: a girl of the streets (1893). Éste último es un caso interesante puesto que hizo que sus detalles y su puesta en escena encarnaran una concepción del hombre abrumado por las circunstancias y el entorno de una forma mucho más impresionista en cuanto al estilo, a pesar de que sus narraciones son realistas.

Theodore Dreiser también trató temas que habían parecido demasiado atrevidos para los realistas anteriores y, como otros naturalistas, ilustró sus propias creencias con sus representaciones de personajes y el desarrollo de tramas. Sosteniendo que las acciones de los hombres eran «reacciones químicas», retrata a personajes que son incapaces de dirigir sus acciones vitales por lo que acaban derrotados por oponentes más fuertes y despiadados. Sus principales libros incluyen Sister Carrie (1900), Jennie Gerhardt (1911), The Financier (1912), An American Tragedy (1925).

Henry James también ha sido uno de los autores más influyentes dentro de la literatura americana, sus obras más importantes incluyen (Daisy Miller – 1878, Los Papeles de Aspern – 1888, Una vuelta de tuerca – 1898, The Portrait of a Lady – 1881). Él consideraba que la ficción debía reproducir la realidad. Sin embargo, concibió la realidad como compuesta por dos estratos mentales: En primer lugar, la realidad debe ser considerada a través de la experiencia particular del autor. En segundo lugar, la realidad se presenta a través de su representación única de ella. Sus primeras novelas fueron obras internacionales en las que el conflicto de la trama surgía a partir de las relaciones entre estadounidenses y europeos (época de los Grand Tours que realizaban los aristócratas a Europa para culturizarse), cada grupo nacional con sus propias características y sistema moral. A medida que pasaba el tiempo, se interesó cada vez más en los procesos psicológicos de sus personajes y en una representación sutil de sus ideas limitadas, sus percepciones y sus emociones, por lo que se le considera como el mayor representante del realismo psicológico.

A finales de este siglo hubo un auge dentro de la literatura femenina, llamada la Nueva Ficción, la cual reflejaba las importantes transformaciones sociales que habían sido llevadas a cabo y que afectaban a las “nuevas mujeres” (término acuñado en 1890 por Sarah Grand). Estos cambios fueron relacionados con la percepción de la feminidad, los roles de género e involucraban dentro del terreno literario la representación de las mujeres como “ángeles domésticos” o en su defecto como “femme fatale”. Las autoras representativas son Kate Chopin (El Despertar 1899), Charlotte Perkins Gilman (El papel pintado de amarillo 1892), Edith Wharton (La edad de la inocencia 1920), quienes desarrollaron especialmente el formato de relato o historia corta y tuvieron gran impacto en el movimiento literario del “gótico femenino”.

Modernismo en la literatura de Estados Unidos (1914 – 1945)

Estados Unidos entró en el siglo XX siendo una potencia a nivel internacional y por ello, había una atmósfera de confianza y positividad sin precedente. Sin embargo, el avance tecnológico y las nuevas ideologías que se estaban fraguando en Europa harían que este ambiente de confianza cambiara radicalmente e influyera en la manera en la que los escritores modernistas retrataran la vida moderna. La Primera Guerra Mundial (1914 – 1918) dejó un vacío existencial en la mente de las personas, tanto si habían combatido como si habían sido civiles. Paradójicamente, las primeras producciones literarias fueron en aras de la glorificación de la guerra y se extendió un patriotismo ciego entre los soldados que morían por América y por la grandeza del país. En 1915, John McCrae escribió “En los campos de Flandes”. Otros autores que se vieron marcados por este conflicto en primera persona fueron Ernest Hemingway, T. S. Eliot, Williams Carlos Williams.

Después de la Gran Guerra viene un periodo de descontrol y de crítica social, e innovación artística y de prosperidad económica conocida como los Felices Años 20. Estos años sobre todo se caracterizan por la definida por las generaciones más jóvenes que estaban cansadas de los valores tradicionales que definían la vida de antes de la guerra. Los escritores de esta época se conocen como la Generación Perdida, personas que alcanzaron la mayoría de edad durante la Primera Guerra Mundial y muchos de ellos lucharon en ella, además establecieron su reputación literaria en la década de 1920. El término de Generación Perdida se le atribuye a Gertrude Stein (The making of Americans 1925), aunque Hemingway lo popularizó. Esta generación incluye a Ernest Hemingway (En Nuestro Tiempo 1924), F. Scott Fitzgerald (El Gran Gatsby 1925, El Curioso Caso de Benjamin Button 1922), Juan Dos Passos (Manhattan Transfer – 1922, El Paralelo 42 – 1930), Archibald Mac Leish (Collected Poems 1917 – 1952), Hart Crane (White Buildings 1926), Zelda Fitzgerald (Save me the Waltz – 1932) y muchos otros escritores que hicieron de París el centro de sus actividades literarias en la década de 1920.

Otro movimiento importante dentro de esta primera mitad del siglo XX es el Renacimiento de Harlem. Esta fue una “fase” de un movimiento más grande de “Nuevos Negros” que había surgido a principios del siglo XX y, de alguna manera, marcó el comienzo del movimiento por los derechos civiles de finales de la década de 1940 y principios de la de 1950 con Malcom X y Martin Luther King. Los fundamentos sociales de este movimiento incluyeron un aumento de la alfabetización, creación de organizaciones nacionales dedicadas a luchar por los derechos civiles de los afroamericanos, y celebrar y preservar la cultura y el folclore aforamericano. William Edward Burghardt (W.E.B) Du Bois defendió esta posición en The Souls of Black Folk (1903), un texto definitorio del movimiento “New Negro” debido a su profundo efecto en toda una generación que formó el núcleo del Renacimiento de Harlem. Algunos de los autores principales del Renacimiento de Harlem fueron Claude McKay (Home to Harlem (1928), Jessie Redmon Fauset (There is Confusion 1924), Zora Neale Hurston (Their Eyes Were Watching God 1937) Estos autores tendrán una tremenda influencia en escritores posteriores como James Baldwin.

Formalmente, el modernismo se caracteriza por un minimalismo lingüístico, sobre todo focalizado en la obra de Gertrude Stein (por ejemplo “a rose is a rose is a rose”) o Ezra Pound quien recupera la forma del haiku japonés. Otra de las características principales es que los personajes son muy reflexivos, y críticos con la sociedad en la que viven. En muchas ocasiones los narradores son “unreliable”, es decir sujetos de la desconfianza del lector; predominan los monólogos internos y el estilo indirecto libre. Finalmente, el tiempo de la narración y la propia narración no son ni estáticos ni lineales, hay flashbacks y flashforwards. Esta forma de narrar rompe con las formas aristotélicas y con los preceptos de tiempo, acción y espacio y tiende a la fragmentación narrativa.

Postmodernismo (1945 – 2000s)

En teoría literaria se entiende al posmodernismo como un periodo de gran influencia sobre las artes y la literatura que comenzó a fines de la década de 1950 y probablemente aún continúa. Se puede asociar con los cambios de poder mundial, la deshumanización posterior a la Segunda Guerra Mundial y el desarrollo global del sistema capitalista y el consumismo. “Postmodernismo” fue un término acuñado por Arnold Toynbee (1889-1975) a principios de siglo para referirse al último cuarto del siglo XIX, una época en la que el capitalismo, el imperialismo y la civilización occidental en general comenzaban a decaer, desde su perspectiva. Para Toynbee, este nuevo período coincidió con la vanguardia  modernista de París. El término ha sido utilizado desde los años 1950 para explicar las características nuevas de la sociedad industrial en comparación con el siglo XIX la primera mitad del XX.

Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos entró en la Guerra Fría, la amenaza de aniquilación nuclear, la ansiedad y paranoia generalizada sobre la «amenaza comunista», producto del enfrentamiento con Rusia, fueron sólo algunas de las influencias que dieron forma a la literatura estadounidense durante la segunda mitad del siglo XX. Por otro lado, las décadas de 1950 y 1960 trajeron cambios culturales reivindicativos dentro de los Estados Unidos impulsados ​​por el movimiento de derechos civiles (Malcom X y Martin Luther King fueron los representantes más destacados) y el movimiento de mujeres en la sociedad americana (Betty Friedan y Shirley Chisholm, quienes compartían perspectiva con la francesa Simone de Beauvoir). Antes del siglo XX, la literatura se había centrado principalmente, salvo excepciones, en autores hombres y blancos, que habían compuesto un canon literario como el que describe Harold Bloom en El Canon Occidental, escrito en 1994. Pero durante la segunda mitad del siglo XX, la literatura de minorías étnicas comienza a tomar fuerza. Escritores afroamericanos como Richard Wright (no confundir con el teclista de Pink Floyd), cuya autobiografía Black Boy se publicó en 1945, o Audre Lorde (Sister outsider 1984), James Baldwin (Ve y dilo en la montaña 1952), moldearon la literatura afroamericana de los Estados Unidos. También es importante mencionar a Ralph Ellison quien escribió una de las obras más importantes del posmodernismo Invisible Man en 1952.

También los nativos americanos comenzaron a reescribir y a redefinir su propia historia, ya que hasta la fecha, la narrativa principal había pertenecido, evidentemente, a los blancos; surgieron entonces voces como la de Sherman Alexie (Reservation Blues 1995), N. Scott Momaday (House Made of Dawn 1968) y Leslie Marmon Silko (Storyteller 1981). También tuvo un auge la literatura chicana con escritores como Manuel M. Salazar (La historia de un caminante 1981) Josefina Neggli (Step Down, Elder Brother 1947), la japonesa con autores como John Okada (No no Boy 1957) y la china, por ejemplo la escritora Sui Sin Far (Hojas de la carpeta mental de un euroasiático 1909) (estas dos últimas sobre todo en los años 50 después de la Segunda Guerra Mundial, expresando el problema de los campos de trabajo en los que encerraban a muchas personas de origen asiático).

El contexto cultural y social de los años 50 con respecto a los 60 es muy interesante porque aparece la juventud como una diana perfecta para el mercado: los jóvenes que tienen dinero, porque los padres viven en una época de abundancia económica. En esta década se desarrolla la publicidad de manera exorbitante, la cual propaga el mensaje de la modernidad. Un ejemplo de esta revolución cultural fueron las películas de “delincuentes juveniles” donde aparece el chico malo con chupa de cuero que se revela. Los cómics también crecieron en esta época.

En este sentido, uno de los movimientos posmodernos más importantes se dio en la década de los 50, y fue la Generación Beat. Este movimiento se caracterizaba por la ruptura con los tabúes sociales y se dio sobre todo en la poesía. Se da una exploración de temas religiosos tanto de Oriente como Occidente, se rechaza la narrativa convencional y así se da la creación espontánea sobre todo producida por las drogas. Los autores cumbre de esta década son Jack Kerouac (On the Road 1957), Allen Ginsberg (Howl 1956), William S. Burroughs (Naked Lunch 1959). También hay una producción literaria de mujeres de la Generación Beat muy importante y que han quedado relegadas a un segundo plano de forma descarada, Joyce Johnson (Minor Characters 1983) , Diane Di Prima (Memorias de una beatnik 1978), Carolyn Cassidy (Heartbeat: My Life with Jack and Neal 1982). Fuera de la Generación Beat, otros autores canónicos de la década de los 1950 fueron J. D. Salinger (The catcher in the rye – 1951), Steinbeck (Al este del Edén 1952) Harper Lee (Matar a un Ruiseñor – 1960) Truman Capote (Breakfast at Tiffany’s – 1958)

Otro movimiento literario muy importante de denuncia social fue el Gótico Sureño, movimiento literario que se desarrolla durante todo el siglo XIX, el XX y llega hasta nuestros días. Este movimiento está caracterizado por la presencia de lo irracional, grotesco y trasgresor relacionado con los impulsos y deseos humanos. Involucra en diversos ámbitos a personajes que de alguna manera se encuentran alienados y aislados de la sociedad. Aunque las características formales están relacionadas con la tradición literaria inglesa como con la americana, el gótico sureño está enraizado en el sur de los Estados Unidos y describe cómo, durante el siglo XX, la visión idílica de un panorama pastoral se sostiene gracias a la represión del contexto histórico como el racismo, el esclavismo o el patriarcado. Los principales representantes de este movimiento son Flannery O’Connor (Un hombre bueno es difícil de encontrar 1955), Carson McCullers (La balada del café triste 1951), William Faulkner (¡Absalón, Absalón! 1936), Tennessee Williams (El zoo de cristal 1944), Zora Neale Hurston (Mules and men 1937, Tell My Horse 1938), Cormac McCarthy (No es país para viejos 1995), Barry Hannah (Yonder stands your orphan 2001), Dorothy Allison (Cavedweller 1998), William Gay (Little sister death 2015), y Ron Rash (The Outlaws 2013).

En los años 60 en los que el Miedo Rojo (extensión de un miedo generalizado al comunismo y a los grupos “radicales” de izquierdas en Estados Unidos) ya se había disipado ligeramente, las personas comenzaron a ser más confiadas. Se da una especie de sueño utópico donde se crea el lema de “paz y amor hermanos”. Por otro lado, se encuentra la Guerra de Vietnam (1955 – 1975), el asesinato de Kennedy (1963), el juicio de los 7 de Chicago (1968) que está fundamentado en un racismo terrible. Esta dualidad de profunda hipocresía social se refleja en la literatura en autores como Truman Capote (A sangre fría 1965). Este tipo de literatura intentaba concienciar, y al final crear algo de paranoia en el ciudadano para que dejara de confiar en el extraño, en el extranjero. También destacaron Sylvia Plath (The Bell Jar 1963), Betty Friedan (The Feminine Mystique 1963) y Norman Mailer (Los Ejércitos de la Noche 1967, en donde se narran los eventos de la guerra de Vietnam).  Durante el final de los 60 y los 70 hubo un auge del “New Journalism”, que está basado en una especie de nuevo realismo y de un estilo de no ficción en el cual los escritores utilizan personajes y datos reales, para crear historias que rozan la ficción, ya que se rellenan datos que los autores no podrían haber sabido. Uno de los autores principales que teorizó sobre este estilo es Tom Wolfe (The New Journalism 1973, The Bonfire of the Vanities  1988). Otros autores importantes de este estilo son Norman Mailer, Truman Capote, Joan Didion (Slouching Towards Bethlehem 1968), Larry King y Thomas Pynchon (La subasta del lote 49 – 1965)

A finales de los 70 y durante la época de los 80 y los 90 se vio sobre todo un resurgimiento de la literatura de ciencia ficción, horror y fantasía ya que se utilizaron para teorizar sobre temas sociales, políticos y culturales. De este tipo de literatura, una de las mayores representantes es Ursula K. Le Guin (Los desposeídos 1974, Cuatro caminos hacia el perdón 1995, La mano izquierda de la oscuridad – 1969). Otros autores importantes fueron William Gibson (Neuromante 1982), Michael Joyce (Of two minds 1994). Además dos de las figuras más reconocidas hoy en día a nivel internacional que tuvieron un desarrollo muy importante tanto en la literatura de terror como en la ciencia ficción son Stephen King (Carrie 1974, El Resplandor 1977) e Isaac Asimov (Yo, Robot 1950, Fundación 1942).

Por un lado, muchos de estos autores que publicaron en los 80 y los 90 utilizaban técnicas narrativas más tradicionales, o construían el significado de las obras literarias sobre las alusiones intertextuales para crear un efecto de metaficción. Estos autores fueron John Irving (Príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra 1985), Paul Auster (Mr Vertigo – 1994; Trilogía de Nueva York 1985-1987; El libro de las ilusiones – 2002; Invisible – 2009), Don De Lillo (Submundo 1997) y Brett Ellis (American Psycho 1991). Por otro lado, hubo una corriente más experimentalista que utilizaban una ficción más compleja, unas referencias intertextuales retorcidas, teorías científicas y un estilo irónico mordaz. Entre estos escritores se pueden encontrar a  John Barth (The Tidewater Tales 1987, The Friday Book 1984), Donald Barthelme (Sixty Stories 1981), Alice Walker (The Color Purple 1982), Sandra Cisneros (The House on Mango Street 1984) y William Gaddis (Carpenter’s Gothic 1985).

Finalmente, en el siglo XXI se sigue encontrando literatura altamente crítica con la sociedad en la que se vive. Muchos de los escritores americanos escribieron sobre sus experiencias vitales. Se ha notado un aumento considerable en la literatura que encuentra intersecciones en los colectivos marginalizados y minoritarios, como por ejemplo teorías queer y el feminismo, con las minorías étnicas. Destacan figuras como Laila Halaby (Once in a promised Land 2007), Sarah Taylor (The Lauras 2016), Carla Trujillo (What Night Brings 2003), Colson Whithead (The underground Railroad 2016, Los chicos de la Nickel 2019),

También destacan autores como Philip Roth (La conjura contra América 2004), Joyce Carol Oates (Una hermosa doncella 2010), Junot Díaz (La maravillosa vida breve de Óscar Wao 2010). También son dignos de mención Jonathan Franzen, quien se dio a conocer por su ensayo Perchance to dream: in the age of images, a reason to write novels (1996) en el que teoriza sobre el hábito de lectura en la era digital y todas las distracciones que esta acarrea. A pesar de ello, su novela más famosa es Las Correcciones (2001). Michael Chambon (Los misterios de Pitsburg 1988, Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay 2000) pertenece a otra de las etnias minoritarias de los Estados Unidos, siendo de ascendencia judía, uno de los temas más recurrentes en sus novelas es el antisemitismo. Anthony Doerr también ha sido un autor que ha destacado en el siglo XXI con su novela All the Light We Cannot See por la que ganó el Premio Pulitzer en 2015. Además, dentro de los best-seller de literatura Young adult, fantasía y ciencia ficción, se puede decir que, los autores británicos han tenido una gran influencia sobre los públicos y escritores jóvenes de Estados Unidos: la británica JK Rowling ha tenido una influencia a nivel de desarrollo vital en toda una generación con su éxito Harry Potter (comienzo de la saga en 1997 – 2007) y el londinense George Martin «recuperó» el género de la fantasía adoptando un estilo mucho más parecido al de Tolkien en los 50, escribiendo su saga éxito en ventas Canción de Hielo y Fuego (desde 1996 – hasta la actualidad). Otras autoras como Ottessa Moshfegh, de cierta forma representante de la multiculturalidad de Estados Unidos, ha generado un marcado impacto con sus novelas Mi nombre era Eileen (2015) y Lapnova (2022).

Bibliografía y referencias

Matthiessen, Francis Otto. American Renaissance: Art and Expression in the Age of Emerson and Whitman. Kessinger Legacy Reprints

Asher, Levi. “‘This Is The Beat Generation’ by John Clellon Holmes :” Literary Kicks, 19 Jan. 2022, litkicks.com/ThisIsTheBeatGeneration  

Fitzgerald, Scott, and Edmund Wilson. The Crack-Up. Reprint, New Directions, 2009.

Poe, Edgar Allan: versión en inglés: The Philosophy of Composition (1846), versión en castellano «La filosofía de la composición«.

Emerson, Ralph Waldo. Essays. New York, Charles E. Merrill co. 1907

H. D. Thoreau Civil Disobedience en inglés, y «Desobediencia civil» en castellano.

Ginsberg, Allen “Aullido”. 1956. (Un poema muy expresivo de la Generación Beat en Estados Unidos)

Wolfe, Tom. “Stalking the Billion Footed Beast”. Harper’s Magazine . 1989. (Es un ensayo de Tom Wolfe con una visión crítica sobre por qué el stablishment literario estadounidense se retiraba del realismo).

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