La conquista normanda de Inglaterra en el siglo XI afectó en gran medida el desarrollo de la lengua inglesa y su literatura. El inglés antiguo o anglosajón, una lengua flexiva de origen germánico con influencias nórdicas, escrita en un principio con grafemas rúnicos (runas), fue muy afectada por la invasión normanda de 1066 (Batalla de Hastings), incorporando desde entonces muchos más elementos y palabras del normando, el francés antiguo, y por lo tanto del Latín. La producción literaria en el Medioevo sentó las bases de la literatura inglesa para los siglos venideros.
Al paso de los siglos, conforme fueron evolucionando los pueblos, la lengua anglosajona fue perdiendo las inflexiones y las runas como una cuestión de economía y simplificación de la lengua. A partir de la batalla de Hastings (1066) en la que los normandos fueron vencedores, y durante los próximos 300 años, el francés se convertiría en el idioma de la corte y el inglés sería la lengua de las clases bajas. El francés se utilizó para tratados legales, el Parlamento, las universidades y se introdujeron palabras relacionadas con la vida cortesana. En este sentido, el inglés del siglo XIV era distinto, casi en su totalidad, de aquel que se hablaba en el siglo IX en la corte del Rey Alfredo el Grande (quien había mandado escribir la Crónica Anglosajona, uno de los principales textos de ese siglo).
De hecho, la lengua que utilizaba Geoffrey Chaucer en sus escritos (el poeta inglés más importante de la Edad media y autor de los célebres Cuentos de Canterbury, publicados entre 1387 y 1400) está a caballo entre el inglés de la época del Rey Alfredo el Grande y el inglés de Lord Tennyson, poeta inglés del siglo XIX. Para Geoffrey Chaucer, la lengua anglosajona ya era una lengua desaparecida, tanto como lo es para los hablantes de inglés de hoy en día.
Entre otros avances, los normandos trajeron consigo nuevas formas literarias y corrientes filosóficas como la escolástica que se enseñaba en París. A mediados del siglo XIV aunque la literatura que se producía o que se leía era mayoritariamente en latín, no se dejó de escribir en inglés. De hecho, sobre el año 1200 el inglés escrito comenzó a desarrollarse, sobre todo para traducciones, parafraseos y adaptaciones de nuevas palabras francesas. También tuvo lugar el auge de la escritura de crónicas en las que los temas predominantes eran las conquistas, las historias de las casas o apellidos y las descendencias, básicamente, la historia de Inglaterra. La mayoría de estos textos estaban escritos casi al completo en latín, compilados por escritores que descendían tanto de ingleses como de normandos. Los autores más antiguos son Ordericus Vitalis, Simeo de Durham, Henry de Huntingdon y William de Malmesbury.
El romance medieval en la literatura inglesa
Una de las mayores aportaciones de los normandos fue la forma del romance. Los romances eran cantados y recitados (es decir, los primeros romances pertenecían a la tradición oral) por los juglares, quienes pertenecían a la corte de los señores feudales, o por los trovadores, quienes iban de castillo en castillo.
Uno de los temas predilectos era el cantar de gesta o romance de aventuras, eran casi como poemas épicos en el que se describían grandes batallas lideradas por héroes y grandes reyes como Ricardo Corazón de León, Guy de Warwick, Carlomagno, Alejandro Magno y Troilus de Troya. Sin embargo, el héroe preferido por todos fue el Rey Arturo y los caballeros de la Mesa Redonda, quien ha sido una gran fuente de inspiración para los siglos venideros en todas las artes. Wagner tituló a su ópera más famosa «Tristán e Isolda». Siglos después la hermandad prerrafaelita (asociación de pintores, poetas y críticos ingleses, fundada en 1848 en Londres) tomó como referencia la tradición artúrica para sus pinturas y escritos, incluso en el siglo XXI han resurgido estas leyendas en música celta como por ejemplo en algunas las letras de Lorenna McKennit.
También corresponde al siglo XIII las baladas de temas populares como las de Robin Hood o Robin de Locksley. Estos poemas solían ser muy largos, compuestos de entre 30 mil y 50 mil versos, escritos a veces de forma alejandrina, aunque normalmente los versos no tenían más de 8 sílabas y estaban estructurados en coplas (de dos versos en dos versos) que rimaban. Muchos de estos poemas se llevaron al verso típico inglés durante los siglos XIII, XIV y XV.
Segunda mitad del siglo XIV
Surgieron ya en el siglo XIV escritores reconocidos como William Langland y Geoffrey Chaucer. En primer lugar, William Langland es conocido por sus obras alegóricas y cargadas de una mordaz crítica política y social, en especial el poema alegórico «Piers Plowman». Sin embargo, es Geoffrey Chaucer el poeta más conocido en toda la Edad Media, autor de los Cuentos de Canterbury, escritos hacia 1387, estructurados de manera similar al Decamerón de Boccaccio: durante una peregrinación de Londres al santuario de santo Tomás Becket en Canterbury, los peregrinos se relatan historias cortas para entretenerse.
Aunque el inglés en el que escribía Chaucer está más cerca del inglés moderno que en el que se escribió el poema épico Beowulf (un poema épico anónimo), para un hablante de inglés moderno sin ningún tipo de acercamiento a la edad media, podría ser complejo comprender lo que dicen los cuentos ya que las palabras son arcaicas y además utiliza mucho la lengua vernácula.
En los últimos años del siglo XIV, se dio la definitiva consolidación del inglés como lengua escrita y desbancó en algunas áreas sociales al francés y al latín; en este sentido, la producción de libros en lengua vernácula y las copias en temas religiosos y seculares se vieron incrementadas. Hubo un cambio temático en la producción de nuevos manuscritos, de temas religiosos o teológicos a temas que conciernen a la naturaleza o la sociedad de la época. Una de las últimas grandes manifestaciones de la época fue el ciclo de la Muerte de Arturo de Thomas Malory, en la que reúne las aventuras de Arturo y los caballeros de la Mesa Redonda, incluyendo la leyenda de Tristán.
El teatro inglés en la Edad Media
En cuanto al teatro se dan sobre todo las obras sacramentales y misterios (Miracle, Morality and Mystery plays). Son textos mayoritariamente anónimos que tratan temas de la religión mezclados con música folclórica e influidos por las obras litúrgicas. Los inicios de las representaciones teatrales ocurrían a través de ciclos que se hacían recorriendo distintos puntos estratégicos del pueblo, se hacían representaciones religiosas a la vez y la gente iba rotando de puestos para ver las representaciones completas. Poco a poco este teatro de calle se fue llevando a los espacios interiores de iglesias y catedrales donde se instalaba un pequeño escenario para representar obras completas. Las obras que se conservan, que han sido las más importantes, pertenecen a los ciclos de York, Wakefield, Chester y Conventry. Dentro de las obras de moralidad han sobrevivido 5 y son: Mankind, The Pride of Life, The Castle of Perseverance, Wistom, Everyman.
Conclusión
En conclusión, ya que el inglés antiguo fue una de las primeras lenguas vernáculas en ser codificada (escrita), sirvió para que muchos historiadores y filólogos del siglo XIX buscaran las raíces de la “cultura nacional” europea en ella. Ciertamente, la literatura inglesa en la Edad Media senta las bases de una literatura nacional, llegandose a convertir en un referente central de la cultura inmaterial de Inglaterra.
Teniendo en cuenta esto, el inglés antiguo ha tenido una gran influencia en escritores de la modernidad como J. R. R. Tolkien, quien tomó esta lengua vernácula primigenia como núcleo de una nueva teoría literaria que presentó en su seminario Beowulf: The Monsters and the Critics (1936). También, algunos de los poetas más famosos del modernismo como T. S. Eliot, Ezra Pound y W. H. Auden tomaron este periodo como tema central en su poesía, así como en la narrativa heroica como en El Hobbit o El Señor de los Anillos.
Bibliografía recomendada
Chaucer, Geoffrey, y Pedro Guardia Masso. Cuentos de Canterbury. Edición, Ediciones Cátedra, 2006.
Crystal, David. The Stories of English. Reprint, Penguin, Harry N. Abrams, 2005.
Greenblatt, S. (2018). The Norton Anthology of English Literature: Vol. A (Tenth ed.). W. W. Norton & Company.