Ciudad de cristal: la historia de una suplantación

cubiertas del libro Ciudad de cristal de Paul Auster
4.6
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Ciudad de cristal (1985) es la primera y más larga novela de la Trilogía de Nueva York, de Paul Auster; los otros dos libros de la trilogía son Fantasmas (1986), y La Habitación Cerrada (1986). Estos tres textos tienen varias cosas en común, comenzando por el lugar en que se desarrollan las historias, la ciudad de Nueva York; un misterio por resolver, una serie de verdades incomodas, y la transformación de un personaje que, en su rol de detective, se enfrenta a una realidad más grande que él, y que lo sobrepasa emocional e intelectualmente.

En Ciudad de Cristal, el protagonista es un sujeto llamado Quinn, de 35 años, el cual intenta sobrellevar la muerte de su hijo y esposa. Él es escritor, las novelas de misterio son su principal oficio, gasta alrededor de seis meses escribiendo cada una, y los otros seis se dedica al ocio; va al cine, a la ópera, ve juegos de beisbol, y lee muchos libros, es un hombre con una vida muy neoyorquina, pero, ante todo, lo que más le gusta es caminar, deambular en la gran ciudad, y perderse en sus pensamientos. A pesar de su estabilidad financiera y su libertad, tiene una vida bastante sombría en la que difícilmente halla un sentido para vivir.

Publica sus libros con el seudónimo de William Wilson, prefiere mantener un perfil bajo, y no preocuparse por ningún tipo de reconocimiento o éxito; simplemente escribe porque es lo único de lo que podría vivir. En sus libros habita un detective, Max Work, su personaje principal, el cual viene de sobrevivir a diversos desafíos, trabajar diligentemente, y resolver los casos que se le presentan. Así conviven en un mismo hombre, Quinn, William Wilson, y Max Work.

La vida de Quinn da un giro cuando recibe una extraña llamada en su departamento; alguien necesita de forma urgente al detective Paul Auster para resolver un caso. Esta situación, dada por el simple azar de una marcación incorrecta, se ofrece como una oportunidad para salir de su rutinaria vida, y sentir de cerca una experiencia como las de Max Work. Luego de anteponerse a las dudas que implica el suplantar a alguien, decide arriesgarse y atender a una cita en la que conoce a dos personajes, uno de estos bastante extraño.

En un lujoso apartamento de Manhattan, Quinn conoce a Virginia Stillman, una atractiva y sexy mujer cuyo esposo es Peter Stillman, quien está interesado en contactar a Auster para una tarea de vital importancia. Peter Stillman es un hombre joven, vestido completamente de blanco, de pelo rubio claro, y con una muy particular forma de moverse, un tanto torpe, como si tuviera que pensar cada movimiento que hace con su cuerpo. Su forma de hablar también lo hace bastante especial, el ritmo, la pausas que hace, y algunos comentarios fuera de lugar, son signos de una anormalidad fácil de detectar. Peter Stillman necesita que Paul Auster vigile a Boston Stillman, el padre de Peter, quien pronto saldrá de la cárcel y vendrá a Nueva York. Peter necesita asegurarse de los movimientos de su padre, pues representan una amenaza para él, ya que juró vengarse de su hijo cuando ingresó a prisión.

El hecho de que tal personaje, con aquellos movimientos tan limitados, y esa forma tan extraña de hablar viviera en este lujoso apartamento, y que aparte tuviera por esposa a tan atractiva mujer, despertó muchas dudas en Quinn, las cuales pronto fueron resueltas gracias a Virginia y a Peter. Paul Stillman es hijo del profesor Universitario Boston Stillman, quien, sin una madre que lo cuidara, vivió en carne propia, un insólito experimento en el cual su padre lo aisló desde muy niño en una habitación cerrada, en la cual esté no tuvo contacto con ningún otro ser humano por nueve años, no conoció ningún libro, ni ningún tipo de interacción, ni siquiera con su progenitor. Así creció este, en un lugar oscuro, sin entretenimiento, ni amor, y sin saber del mundo, lo cual por supuesto, lo traumatizó y le ocasionó grandes dificultades al momento de integrarse socialmente. Un día, en aquella casa, hubo un incendió que por suerte no quemó la habitación en la que Peter estaba, pero si permitió a la justicia, conocer la horrible situación a la que Boston Stillman había sometido a su hijo. Debido a esto, el profesor Stillman fue llevado a juicio, y condenado por su horroroso crimen. Por otro lado, su hijo fue a una clínica donde recibió terapias, acompañamiento, y la ayuda necesaria para incorporarse nuevamente en sociedad. Allí conoció a su futura esposa, Virginia, quien era una enfermera del lugar.

Boston Stillman había puesto a su hijo en tal posición ya que creía que el aislar a un ser humano del resto del mundo, le permitiría mantener cierta pureza y eventualmente conocer el “lenguaje de Dios”. Quinn lleva a cabo la tarea que le es asignada, ubica a Boston Stillman en una estación de tren, lo sigue hasta verlo instalado en un hotel, y lo espía por varios meses. Stillman es vigilado por Auster constantemente, pero nota que este hombre, está un poco senil, gasta su tiempo en paseos matutinos, recoge algunas cosas que encuentra la calle, se sienta en una banca en el parque por horas, entre otras actividades; al final, nada de esto es relevante para la investigación. Para Quinn, Boston luce bastante inofensivo, con excepción de la posibilidad de que este, esté solamente fingiendo un personaje para no ser atrapado y engañar a quien sea que lo esté siguiendo.

En un momento de distracción, Boston Stillman desaparece, y Quinn se siente desesperado, ya que no va a poder cumplir con el trabajo que le fue asignado. Para resolver esta situación, decide buscar al verdadero Paul Auster, suponiendo que este, al ser un detective real, lo pueda ayudar. Termina conociendo a un Paul Auster que no es detective, sin embargo, es un hombre amable, un escritor, que está dispuesto a ayudarlo al menos canjeando los chaques con los que pagan a Quinn, pues estos se escriben a nombre del Sr. Paul Auster.

Ante tal situación, Quinn no ve otra opción más que vigilar el edificio donde vive Peter Stillman y su esposa. De algún modo, se obsesiona con esto, y para no ir a perder detalle alguno de la situación, decide dejar de dormir o ir a su apartamento, se convierte en un habitante de calle y así vive por varios meses. En medio de esta situación, un día, Quinn se comunica con Auster y descubre dos cosas: que los cheques con los que supuestamente le pagarían, rebotaron, y segundo, que en los periódicos fue noticia el suicidio del profesor Boston Stillman, al saltar del puente de Brooklyn.

Al enterarse de estos hechos, con la moral por el piso y con todo el escepticismo que esta situación le ocasiona, Quinn va de vuelta a su apartamento, donde lamentablemente encuentra que alguien ya se encuentra viviendo allí, y que sus cosas fueron botadas a la basura o regaladas, no hay explicación al respecto. La nueva inquilina echa a Quinn de lo que fue en algún momento su piso. Ya en la calle, y sin un propósito, Quinn vuelve al apartamento de Paul y Virginia Stillman, aunque esta vez decide ingresar al edificio y subir hasta el piso en que ellos habitan. Dados los hechos, Quinn no se sorprende al no encontrar a nadie viviendo allí, así que con su energía a punto de agotarse, y su cuerpo hecho trizas, se queda tumbado en una de las habitaciones.

Allí, en esta soledad, y dados los sucesos, Quinn queda en un estado de aislamiento y oscuridad en esta habitación, en la cual termina viviendo bajo una extraña rutina, una en la cual, mientras duerme, alguien, que nunca ve y que no conoce, le lleva comida, y en la que día a día, experimenta que la luz que entra a la habitación dura cada vez menos. Allí, en los pocos momentos de luz, Quinn escribe en su cuaderno rojo, aquel que tuvo desde el inicio de la investigación, y que cada vez cuenta con menos espacio. En este, se escriben las últimas palabras de un ser que ha quedado totalmente aislado.

Al final de la historia, Paul Auster junto con otro personaje dan cuenta de haber encontrado el cuaderno rojo de Quinn en la habitación en la que este solía estar, en el apartamento de Peter Stillman. Al final de este se lee:

“What Will happen when there are no more pages in the red notebook?”

La última página da a entender que quizás, Paul Auster, al conocer la información del cuaderno de Quinn, decidió escribir una novela con este, añadiendo que el paradero del verdadero Quinn es desconocido.

Acerca de los experimentos con niños aislados

Peter Stillman es un personaje bastante extraño que no encaja dentro de los patrones de las relaciones sociales. Este tiene una esposa despampanante que, en circunstancias normales, no se fijaría en un tipo tan raro como él. Además, ha podido crearse una vida con mucho dinero, en la que se dedica a escribir poesía; es un escritor bastante excepcional, no famoso, pero al que le pagan cifras inmensas por sus escritos, los cuales nacen de un cuidado extremo al momento de elegir las palabras, las cuales le llegan por una especie de inspiración divina, producto, probablemente, de sus experiencias de la niñez.

Con la intención de mostrar ciertas analogías al caso de Peter Stillman, en esta novela aparece un pequeño apartado descrito por Quinn, sobre la vida de Kaspar Hauser, un joven de 16 años que apareció de la nada en Núrenberg (Baviera/Alemania) en 1828. Este personaje al parecer también creció en aislamiento, apenas podía expresar unas pocas palabras, prefería alimentarse solamente de pan y agua, y pasaba sus días jugando con caballos de juguete. A pesar de esto, pudo convertirse en un excelente jinete, se obsesionó con la limpieza, y desarrolló una extraordinaria memoria. Eventualmente, Kaspar Hauser pudo expresar cómo había vivido su infancia en la oscuridad, y había sido alimentado por un hombre al que nunca vio y que tampoco le dirigió palabra alguna. Al poco tiempo de haberse revelado estos detalles sobre su vida, Hauser fue asesinado con una daga, por un autor aún desconocido.

A lo largo del libro, se desarrolla la idea del aislamiento mencionando algunos otros casos como el de Peter of Hanover (Pedro de Hamelin) (1724-1785), un niño salvaje de 14 años encontrado también en Alemania; o el caso de Victor (1800), el chico salvaje de Aveyron; o el de Alexander Selkirk, un náufrago que inspiró la historia de Robinson Crusoe.

El caso de aislamiento en el que luego se enfoca esta novela no es el de Peter sino el de Quinn, el protagonista del libro, quien fue en dirección contraria a los casos ya mencionados, que paso de ser un ser social, a la soledad total. Él era un hombre de familia, un escritor con diversos tipos de publicaciones que, de forma inconsciente y deliberada a la vez, se fue poco a poco aislando a si mismo del mundo.

Primero, al vivir solo y no interesarse por rehacer una vida, ni por encontrar alguna pareja o amigo. Segundo, al decidir esconder su verdadero nombre, y publicar sus textos bajo un seudónimo, sin revelar siquiera su verdadera identidad a su agente. Y tercero, tras haber perdido de vista a Boston Stillman, Quinn se siente tan culpable que decide sacrificar lo poco que queda de sí, y abandona cualquier tipo de comodidad, incluyendo la posibilidad de preocuparse por un pago, un lugar para vivir, e incluso, tener una noche de sueño. Finalmente, Quinn, termina solo en una habitación oscura, en un apartamento que no es de él, sin saber que será de su suerte. En este punto, la novela narra cómo Quinn tuvo una especie de iluminación, en la que perdió la noción del tiempo, dejó atrás todo lo relacionado con el caso, y se olvidó incluso de sí mismo. En aquella habitación y bajo esta soledad, falta de luz, y con cada vez menos espacio en su cuaderno, Quinn enfocó su pensamiento en otra dirección, y escribió acerca de las estrellas, la Tierra, y los anhelos de la humanidad, entre otros. El separarse de sí mismo, le permitió recordar el momento de su nacimiento, la amabilidad del mundo, y toda la gente que él alguna vez había amado.

Acerca del aislarse del mundo, Auster muestra que los seres humanos muchas veces tenemos la extraña creencia de que, al estar en soledad, podremos encontrar de alguna forma la iluminación, como en el caso de Buda, Zaratustra (de Así habló Zaratustra, de Nietzsche) u otros personajes que al decidir pasar una temporada sin nadie más que consigo mismos, pudieron conocerse a sí mismos, y hallar el significado de la vida. En este caso, queda abierto el final de Quinn qu,e al quedar solo en aquella habitación en la casa de Peter Stillman, pudo haberse reencontrado consigo mismo y con la vida, o pudo terminar de volverse loco.

Acerca de Miguel Cervantes y Paul Auster

Uno de los aspectos narrativos más creativos de esta novela, es la inclusión del mismo autor como uno de los personajes del libro. Cuando Quinn decide dejar de pretender ser Paul Auster, y buscar al verdadero detective de este mismo nombre, encuentra en la guía telefónica a Paul Auster el escritor, el cual está trabajando en un libro de ensayos, uno de estos dedicado a Don Quijote de la Mancha.

Este personaje, Paul Auster, explica la siguiente teoría:
Se sabe que Cervantes intenta convencer al lector que él no es el autor de la obra Don Quijote de la Mancha, sino que él es solamente su editor, ya que la historia viene de un texto que él encontró, escrito en árabe y que tuvo que ser traducido al español. Explica que Cervantes reconoce la autoría a un tal Cide Hamete Benengeli. Cervantes insiste que esta versión de Don Quijote es la original, y que solo esta ocurrió realmente. De ser así, debió haber sido presenciada por alguien para ser narrada, explica Auster, y dado que este Cide no aparece en el libro, el único personaje que pudo haber conocido qué le ocurrió a Don Quijote, es Sancho Panza. Sin embargo, Sancho no sabía escribir, así que le tuvo que haber dictado la historia al barbero o al cura, y luego, alguno de estos, la entregó a Samsar Carrasco, quien la tradujo al árabe.

Paul Auster como autor de esta novela, sugiere que la historia de Quinn no fue realmente inventada por él, sino que en realidad le ocurrió a Quinn, y que él solo fue un testigo de esta, lo cual se confirma al finalizar el libro, cuando aparece nuevamente Auster tomando el cuaderno rojo en el cual Quinn había narrado todo lo que le ocurrió y pensó cuando trabajaba para los Stillman. Esto parece una especie de tributo que Paul Auster le hace a Cervantes, solo que con otros personajes y otra historia.

Una teoría alternativa puede ser la siguiente: Auster (el personaje de la novela) explica o tiene la hipótesis de que Don Quijote, de haber sido un personaje real, ciertamente no tenía ningún delirio, sino que lo fingió todo, y lo hizo de manera chistosa intencionalmente para que su historia fuera escrita y recordada, lo cual consiguió exitosamente. Paralelo a esto, también podríamos observar algo similar en el caso de Quinn, quien era un escritor experimentado, un poco asteado de hacer siempre lo mismo, y que de alguna forma, creó un plan, fingiendo que muchas cosas le ocurrían, para que Auster u alguien más, escribiera una historia sobre él, en la que él ya no fuera el autor, sino su protagonista.

Boston Stillman y La Torre de Babel

Antes de que Quinn conociera cara a cara a Boston Stillman, este investigó uno de sus libros en la biblioteca de Columbia, El Jardín y la Torre: Visiones tempranas del nuevo mundo. Quinn encontró que este texto estaba divido en dos “El mito del paraíso” y “El mito de Babel”. La segunda parte del libro, la cual llamó la atención a Quinn, hablaba acerca de cómo a Adán le había sido asignada la labor de nombrar las cosas en el jardín del Edén, lo cual hizo mientras estaba con Dios, compartiendo con él un mismo espacio e idioma, pero que debido a la expulsión del hombre del paraíso, este también perdió “el idioma de Dios”, lo cual dio origen a otras lenguas, creadas por los hombres, pero sin la pureza divina.

Con la Torre de Babel, los hombres intentaron reencontrase con Dios en el paraíso, relata el texto, todos unidos hablando un mismo idioma, con tal de lograr dicho propósito; sin embargo, el mandato de Dios al haber expulsado al hombre del jardín del Edén había sido que fueran fértiles, se reprodujeran, llenaran la tierra y la dominaran. Al no seguir este mandato, el hombre fue castigado con la destrucción de la Torre y la “creación” de diversas lenguas para que no se entendieran unos con otros.

Al parecer Stillman tenía un gran interés por conocer la relación entre el lenguaje, el Jardín del Edén, la Torre de Babel, y el cómo lograr ese “reencuentro” con Dios. Para Stillman, uno de los hombres más importantes en tratar este tema fue un tal Henry Dark, un puritano que sirvió a John Milton, reconocido poeta inglés (1608-1674), quien escribió un panfleto explicando como el nuevo continente era el lugar para que el hombre obedeciera finalmente los mandatos de Dios, y consecuentemente creara la tan anhelada utopía en la Tierra. Lógicamente, se creía que al avanzar hacía este propósito, los hombres construirían una nueva Torre de Babel, con habitaciones para cada persona, y que al lograr esto, los hombres encontrarían nuevamente el idioma de Dios.
La viabilidad de alcanzar este idioma de Dios resonó en Stillman, y lo animó a intentar por sí mismo, un plan que permitiera a los hombres acercarse a Dios, así que decidió encerrar a su hijo en una habitación oscura y sin comunicación alguna con el mundo exterior, para la lograr su cometido. Irónicamente, ya que su actuar fue cruel e irracional, el resultado no fue demasiado disparatado, ya al crecer, su hijo terminó encontrando una especie de inspiración divina que le permitía escribir fascinantes poemas, y vivir con todas las comodidades.

Comentarios finales

La trama de esta novela es bastante sencilla, tiene unos giros interesantes y se lee con facilidad; Adicionalmente, como en otros textos de Paul Auster, la profundidad del texto se manifiesta también en aquellos temas que van surgiendo durante el relato, como en este caso, la historia de Kaspar Hauser, la teoría sobre Don Quijote de la Mancha, la Torre de Babel, algunas ideas sobre Humpty Dumpty y su aparición en Alicia a través del Espejo, y por supuesto, un hilo conductor que teje estos temas, el cual en este caso gira en torno al aislamiento, a la locura, y a ese deseo que a veces aparece en la vida, de querer dejar de ser quien somos. El final de la historia cierra bien, con Quinn tocando fondo y transformándose, y con Paul Auster encontrando un misterioso cuaderno, y haciendo un guiño a los lectores, de que tal vez, todo lo que le ocurrió a Quinn realmente pasó.

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