La novela La aventura ambigua escrita por Cheikh Hamidou Kane no solo habla de la “aventura” que los pueblos africanos han vivido durante la historia colonial contemporánea. También refleja la aventura, para seguir con esta palabra, del ser humano que se aleja (o es alejado) físicamente de sus raíces culturales, y que gracias a esa distancia, a ese desprendimiento, profundiza en su conciencia (un efecto sensible de la emigración). El libro habla acerca de la aventura cultural, social y espiritual de Samba Diallo, quien deja África para ir a estudiar a París. Todo, en un contexto colonial y occidental.
L’Aventure Ambiguë es el título original en francés, publicado en 1961. Para escribir esta reseña extendida y comentarios interpretativos sobre el libro he leído esta edición: Cheikh Hamidou Kane, La aventura ambigua, Elipsis Ediciones, Barcelona. 2006. Traducción de Patricia de Gispert Segura.
Breve resumen de La Aventura Ambigua
Cheikh Hamidou Kane ha escrito a su manera uno de tantos dramas relacionados con la colonización de África y la emigración de sus habitantes. Ha escrito una historia personal, la historia de Samba Diallo, un niño de la familia dirigente del país de los Diallobé que, en un principio, es entregado a la educación moral, religiosa y tradicional que dirige el maestro espiritual de su lugar natal, llamado Thierno.
Samba Diallo es educado bajo la rigurosidad de un islam disciplinado, profundo y doloroso. No obstante, ni los castigos iniciales por no aprender de memoria la palabra sagrada ni la vida tradicional habrían de ser perpetuos en su vida. Cuando crece, su familia, que está en una disyuntiva entre la cultura tradicional y la nueva educación e ingeniería occidental, decide enviarlo a estudiar a Francia. Allí estudia filosofía y se debate entre su fe, sus raíces y el vacío que siente al ser un africano desarraigado en París.
Encuentra referentes en otras personas, amigos, estudiantes y otros que como él han viajado a las grandes ciudades. Al final regresa al país de los Diallobé, donde el personaje llamado El Loco lo confunde con el antiguo Maestro Thierno, quien había muerto hacía poco tiempo. En un momento de inquietud el loco blande su arma para llevar a Samba Diallo al final de su vida y reflexiones existenciales.
El país de los Diallobé del que habla la novela es el pueblo Fula o Fulani. No es tanto un País como un conjunto étnico-cultural, de los más extendidos en África. Muchos africanos de este grupo y familia lingüística fueron esclavizados y llevados al continente americano, principalmente capturados en Gambia, Camerún y Senegal. Uno de los Fula esclavizados más notables del siglo XVIII fue Ayuba Suleiman Diallo, hijo del gran sacerdote de Bundu (en el actual Senegal), quien fue embarcado hacia Maryland y luego a Inglaterra, donde consiguió la libertad y luego regresó a su país natal. Al parecer hay cierto paralelismo entre los periplos de Ayuba Suleiman Diallo y Samba Diallo. Pero también con la propia vida del autor, quien de niño fue a la escuela coránica, de joven a la universidad en Francia y de adulto fue Ministro de gobernación en Senegal.
De muchas formas, no solo los individuos africanos y de todos los países colonizados han vivido y viven una “aventura ambigua”, sino que, en todas las sociedades humanas, la mayoría de los individuos incluyendo a esos mismos oriundos de los países occidentales, viven una aventura ambigua en relación al fenómeno llamado “Occidentalización”. Pero ¿Qué es Occidente? Esto, por contraste, también se contesta en este libro. Le dice el padre de Samba Diallo (el protagonista) a su colega francés Lacroix: “No hemos tenido el mismo pasado, ustedes y nosotros, pero tendremos exactamente el mismo futuro. La era de los destinos singulares ha desaparecido” (P. 97).
La aventura ambigua: ida y vuelta de la religión a la filosofía
El relato habla mucho más que de lo mencionado en el anterior breve resumen. No se agota en el tópico del joven africano de clase noble que emigra a París para asistir a la universidad. Cheikh Hamidou Kane, tiene un estilo de narración diferente a todo lo que había leído hasta ahora. Narra «la aventura ambigua” de Samba Diallo desde una perspectiva que no pretende ser occidental, y que ciertamente es diferente a la narración eurocentrista, cualquier cosa que eso signifique. La narración es desde el punto de vista del colonizado.
El libro tiene desde el principio una evocación hacia lo espiritual. La narración comienza con el maestro Thierno castigando al niño Samba Diallo por no aprender de memoria el Corán. Esto sorprende e incomoda de alguna manera al iniciar la lectura porque es difícil escapar a la visión occidental y no interpretarlo como maltrato infantil.
Pero el logro del relato está en mostrar cómo este tipo de rigurosidad es entendida y sentida por un niño que estaba destinado a reemplazar al maestro espiritual de un pueblo, pero que finalmente termina estudiando a Descartes y a Pascal en París. Estos dos últimos filósofos son nombrados por Samba Diallo por resaltar, no solo en lo científico, sino en su búsqueda de Dios.
Los Fula se caracterizan por ser un pueblo devoto del islam. En la novela esta característica está presente de una forma intensa y profunda. Samba Diallo es educado para dar continuidad a una tradición en la que el misterio de Dios desprovee a los hombres del centro de la vida. De esta forma, el protagonista está más interesado en la autoridad divina y el misterio de la vida y la muerte, que en él mismo:“El maestro creía profundamente que la adoración de Dios no era compatible con ningún tipo de exaltación del ser humano y que en el fondo de toda nobleza hay un fondo de paganismo” (p. 32). Ciertamente, esta visión no es humanista, sino
El ser y la palabra: también en el seguimiento del Corán, la palara está antes del ser, por lo cuál éste es instrumento y contenedor de esa verdad cifrada en el significado y la semántica. Dice el Maestro de los Diallobé: “No soy nada -dijo el maestro jadeando- . Os suplico que sintáis conmigo, como lo siento yo, que no soy nada. Tan solo un eco minúsculo que pretendió, durante su existencia, llenarse de l Palabra. Ridícula pretensión. Mi voz es un hilo muy fino que queda asfixiado por lo que no es mi voz. La Palabra con la que mi voz pretendía llenarse es el desbordamiento universal. Cuando mi voz intenta hacerse oír la Palabra queda. Mi ser está ahí, antes de que ella empiece a hablar… La Palabra da forma a las cosas tal como son de manera más íntima que la luz da forma al día. La Palabra sobrepasa vuestro destino, en proyectos y actos, y une a los tres para toda la eternidad. La adoro.” (P, 140)
La aventura ambigua de la occidentalización del mundo
Su tía, la Gran Reina, está dolida por la colonización. Por perder la batalla frente a los extranjeros. Pero es ella misma quien mueve los hilos para que Samba Diallo viaje a Francia a estudiar. “Ve a aprender de ellos cómo se puede vencer sin tener razón” (P. 179).
La anterior frase expresa el sentimiento del colonizado. La colonia es una verdad impuesta sobre otra. Por esta razón, la Occidentalización no está primero en las infraestructuras o en los servicios, y tampoco es su base. La Occidentalización está primero en la escuela, en la ruptura con las tradiciones. ¿Es posible adoptar la modernización sin occidentalizarse?
Tal vez la occidentalización del mundo es un proceso colonial que se ha extendido por el mundo. Una colonización cultural y económica principalmente. Le dice el padre de Samba Diallo a su colega francés Lacroix algo que bien expresa una realidad actual en la que el mundo se dirige a una historia menos fragmentada, un destino en el que occidentalización, crecimiento demográfico, envejecimiento de la población y urgencia ecológica marcan el ritmo: “No hemos tenido el mismo pasado, ustedes y nosotros, pero tendremos exactamente el mismo futuro. La era de los destinos singulares ha desaparecido” (P. 97).
Los diálogos entre Samba Diallo y su padre son acerca del encuentro o choque cultural. Ven que Occidente no basa la vida y el trabajo en Dios. “La industria es ciega” afirma el padre. Estas frases expresan su visión: “El hombre nunca ha sido tan desgraciado como en el momento en que acumula tanto… Su ignorancia de Dios será para ellos como un accidente laboral” (P.122), continúa. El relato de Cheikh Hamidou Kane da una visión muy parcial de los países occidentales también. Como si estos estuvieran desprovistos de espiritualidad, historia mística o conexión con la naturaleza. Es obvio que el autor sabía esto, pero creo que el relato trata de resaltar que Occidente, o mejor dicho, la Occidentalización, es uno proceso de modernización en el que un tipo de educación-para-la-industria es una fuerza que transforma la sociedad hacia un modus vivendi excesivamente práctico, técnico, ahorrativo y capitalista.
Distintas misiones, distintas aventuras y migración
Le dice Samba Diallo a Lucienne, su amiga y compañera de estudios de filosofía y quien se ha inscrito recientemente en el partido comunista: “Lucienne, mi lucha es distinta a la tuya en todos los sentidos… tú no sólo te has situado por encima de la naturaleza. También has lanzado contra ella la espada de tu pensamiento; quieres someterla. ¿No es así? Yo todavía no he logrado cortar el cordón umbilical que me une a ella y hace de los dos uno solo. La suprema dignidad a la que aspiro es, todavía hoy, la de ser su parte más sensible y fiel. No me atrevo a luchar contra ella porque soy ella. Jamás abro el seno de la tierra para buscar comida sin antes pedirle perdón, temblando. No corto ningún árbol deseando su cuerpo, sin antes habérselo suplicado fraternalmente ¡No soy sino que la yema del ser del que brota el pensamiento!… En ese sentido, mi lucha se encuentra más allá que la tuya, en la penumbra de nuestros orígenes” (p 165).
La misión de Samba Diallo tiene que ver con un viaje al interior de sí mismo. De alguna forma está descolocado. Occidente se había inmiscuido en él, y no logra armonizar su herencia tradicional con los retos de globalización actuales.
Samba Diallo es un espejo en el que muchos viajeros e inmigrantes se ven. No en vano, la lectura de este libro ha llegado a ocupar un lugar distinguido en las escuelas afro-francesas. ¿Pero qué enseña en verdad este libro?
A Samba Diallo lo invade la nostalgia de su país, tal vez de su infancia, cuando camina por las calles vacías de un París en el que no hay familia. Pero sus pensamientos son existenciales principalmente. Dice: “Creo que el país de los Diallobé el hombre está mas cercano y más familiarizado con la experiencia de la muerte y esto le confiere más autenticidad. Allí, entre la muerte y yo existía una intimidad que se creaba a base de mi terror y de mi espera a la vez. En cambio aquí la muerte se ha convertido en algo ajeno” (p. 175). Sin duda esto expresa una cultura menos materialista, menos etnocentrista.
«Occidente prescinde de usted«, le dice su amigo Pierre Lois. Le habla de un Occidente que quiere dar, pero que no le importa recibir. Esto se puede ver claramente en la historia real contemporánea: Occidente dando su modelo de escuela, salud y justicia, pero ¿qué tipo de educación, saberes, salud y modelo o elementos de justicia ha integrado Occidente de aquellos que han hecho parte de las culturas tradicionales asiáticas, africanas o amerindias?
No obstante, económicamente, a Occidente si le interesa recibir un buen ROI. Las colonias europeas en Asia, Oceanía, África y América enriquecieron a Occidente, le permitieron alcanzar un nivel de acumulación de capital y recursos naturales que están a la base de la industrialización.