Ficha Bibliográfica
- Título: Tradición, revuelta y consciencia de clase: estudios sobre la crisis de la sociedad preindustrial
- Autor: Thompson, Edward P.
- Lugar de publicación: Barcelona
- Editorial: Crítica
- Fecha de publicación: 1979
- Páginas: 318
- Idioma: Español
Breve biografía del autor
E.P.Thompson (1924-1993) inició sus estudios de Historia en Cambridge, aunque tuvo que detenerlos, para prestar servicio militar en la II Guerra Mundial, un evento que influyó en sus obras. Entre 1948 y 1964 fue profesor en la Leeds University y en Warwick. Thompson creó una corriente propia del pensamiento marxista británico. Unido de ello, formó un grupo de historiadores del Partido Comunista acompañado de Hobsbawm, Christopher Hill y Dona Torr, que tuvieron un papel clave en el contexto histórico y fundaron la Nueva Izquierda. Destacan sus obras “La formación de la clase obrera en Inglaterra”, “Miseria de la Teoría” o “Costumbres en Común”.
Reseña histórica
El libro de Thompson se enmarca dentro del marxismo británico. Bajo esta ideología, la esencia humana deja de ser teórica, siendo relevada por la investigación de las relaciones sociales que crean las personas en su proceso material de vida. Thompson nos plantea el interés de una explicación histórica desde algo real, dando especial importancia a las clases populares, a dar voz desde abajo.
Thompson cree que el desarrollo de las personas se realiza con la producción de medios de subsistencia necesarios para el sujeto histórico. Los cambios y las revueltas sociales, se producen por el choque entre las fuerzas de producción y las relaciones de producción. Por su parte, entiende que el motor de la Historia es la lucha de clases, idea que rescata del Manifiesto Comunista de Marx. Asimismo, nos ofrece una respuesta distinta a Tendencias Historiográficas pasadas, reformulando las bases de la Historia Social, dando prioridad a lo social antes que a lo económico. La obra se divide en cinco ensayos en clave crítica y metodológica sobre la sociedad inglesa del S.XVIII. El primer ensayo, trata sobre la “sociedad inglesa en el S.XVIII: la lucha de clases sin clases”, la segunda parte, “la economía moral de la multitud en la Inglaterra del S.XVIII”, el tercer ensayo; “el enfrentamiento hereditario: un comentario”, el cuarto fragmento, “el delito anonimato” y, el quinto ensayo; “tiempo, disciplina de trabajo y capitalismo”.
En cada uno de ellos, se plantean temas importantes para Thompson como la conciencia de clase, la lucha de clases sin clase, la economía moral y la participación de un gran gentío en revueltas, como estímulo a coyunturas económicas en una sociedad preindustrial.
Si bien es cierto que Thompson se entiende desde el “socialismo humanista», la terminología y teoría empleada, encierra distintas maneras de comprender la misma tendencia desde diferentes puntos de vista. No obstante, según Thompson, se debe mantener la concepción de la Historia como resultado de la lucha de clases.
El autor, aborda la problemática de los conceptos feudal, burgués o capitalista, y entiende que son incorrectos, porque son muy grandes y generales para comprender el análisis y situación de la época. Por ello, Thompson cambia estos términos por otros más actualizados como preindustrial, tradicional, paternalismo y modernización, haciendo especial hincapié en el rigor de los conceptos históricos. En resumidas cuentas, explica un modelo social que deja atrás a las élites sociales, pasa el cepillo a contrapelo, y devuelve la importancia a una Historia desde abajo, partiendo de la base popular.
Thompson cree que la sociedad inglesa posee dos tipos de consciencia, la consciencia vertical, que ocupa a los personajes que poseen los medios de producción y, por otro lado, la consciencia horizontal; correspondiente a la clase obrera, que ocupa la fuerza de trabajo. En toda sociedad histórica, existe una clase dominante que establece las relaciones de producción y, otra dominada, que aporta las fuerzas productivas.
De la mano del término conciencia se halla la clase. Thompson nos plantea que el concepto de clase se entiende como categoría histórica y desde la experiencia, pero no existe como proceso histórico, ya que es un constructo del contexto, por ende, las clases son las formaciones surgidas de la lucha de clases.
Esta clase, entendida como categoría histórica, estuvo claramente marcada por el antagonismo de clase, es decir, el choque social entre la consciencia horizontal y vertical, o bien, como diría Thompson, la indeterminación de las costumbres y la construcción de una sociedad transparente de los diferentes grupos sociales.
Por otro lado, el concepto de clase se puede utilizar de dos formas, como un sujeto histórico que se demuestra de forma empírica, o en cambio, como una categoría que evidencia la historia. Sin embargo, si bien es verdad se puede usar en ambos sentidos, el lector puede sufrir ciertas anormalidades en la lectura, confusiones o anacronismos históricos.
El concepto de clase, es indisoluble de la lucha de clases, pues desde el sentido práctico de la terminología, no hay lucha sin clases. Thompson cree que la clase social no es una mera estadística de personas que pertenecen a un estrato social, ni tampoco es una mentalidad o voluntad colectiva proletaria.
Para el historiador, la clase debe ser identificada como un fenómeno económico, político y cultural, que comparte una serie de tradiciones que otorgan esa idea de clase. En otras palabras, la clase social es un concepto que va más allá de unas características propias del pensamiento liberal moderno, que interfiere en el significado real del concepto, produciendo anacronismos que dificultan el buen conocimiento histórico.
La economía moral de la “multitud” del S.XVIII en Inglaterra, es una tendencia tradicional de las conductas sociales y de las funciones inherentes de los grupos sociales para satisfacer sus necesidades. Sin embargo, partiendo del conjunto de la sociedad, la economía general se asienta en la fuerza de trabajo del obrero.
Esta gran multitud ejerce la acción directa por alcanzar la economía moral por medio de revueltas. Partiendo de esta base, no podemos hablar de motines, porque es un término usado en la Historiografía de manera vaga, y responde a movimientos populares. A este modelo histórico se le denomina protesta social, que parte de un consenso y se manifiesta en forma revuelta.
Por su parte, Thompson expone que “el entramado hereditario”, es una completa mentira histórica, pues lo que se hereda, queda permanentemente en la historia, como ocurre con las propiedades, que se transmiten de forma generacional. A pesar de ello, hay que ser más críticos y rigurosos. Esto, no se debe entender simplemente como el heredamiento de un bien, sino como una vinculación y cumplimiento de obligaciones, por lo que los roles sociales son mucho más complejos que lo defendido por las tendencias historiográficas anteriores a la teoría thompsoniana.
El autor, sugiere que el sistema hereditario coloca las prácticas agrarias antes de las industriales, y, por otro lado, la lógica del mercado asume la cosificación de las fuerzas productivas, que limita la práctica de los distintos sujetos históricos, en las que las herencias dependían del propio estatus social. Thompson maneja documentos que se mantienen en el “anonimato”, especialmente, cartas que son difundidas durante tiempos de revuelta social.
Este anonimato expone la mentalidad de represión del contexto, que conduce a dos direcciones, la primera; como agravio personal y, la segunda, como instrumento de extorsión o perturbación social. A su vez, afirma que se hallan dos tipos de cartas anónimas; las que se dirigen a las autoridades y las que se fijan en lugares públicos, como medio de protesta general, pero ambas persiguen la misma finalidad. En otras palabras, se deseaba amenazar a las personas dominantes, dar promoción a los agricultores y advertir de las posibles revueltas, si las circunstancias siguen perjudicando a la multitud.Si bien es verdad que las cartas nos permiten conocer el proceso histórico, y el temor en ellas está bien documentado, los escritores no son identificados, por ende; no podemos conocer las relaciones directas entre el emisor y el receptor. No obstante, la mayoría de las cartas, se refieren a las revueltas sociales y la mentalidad de las clases populares.
Por lo que se refiere al tiempo, Thompson quiere hacernos reflexionar sobre el cambio del reloj y nos plantea las consecuencias en clave disciplinaria del trabajo y la influencia mental que tuvo en la gente trabajadora. Unido a ello, también nos hace pensar sobre las distintas formas en las que este cambio radical afectó en la percepción del tiempo y, hasta qué lugar contribuyó a la percepción interior del tiempo de la multitud. Thompson es claro con la noción de tiempo. La defiende como una conducta propia y marcada por las tareas correspondientes a los distintos grupos de la sociedad, haciendo especial hincapié en las zonas rurales de Inglaterra en el S.XVIII.
Thompson nos plantea varias posiciones sobre el quehacer de los grupos sociales. Para él, es más racional las tareas propias que el trabajo regulado por horas, ya que en el cambio de sociedad, supone un cambio mental. El trabajo regulado por reloj, aparenta un encarecimiento de salario, sin embargo, el quehacer se hace más complejo si el trabajo es contratado, dividido y distribuido en posiciones. En definitiva, el tiempo invertido se convierte en dinero y, las horas invertidas de trabajo, suponen la consignación de un salario para conseguir los medios de subsistencia.
La cuestión del tiempo impulsó, en parte, el avance y desarrollo de la sociedad industrial, partiendo desde la base de la sociedad preindustrial. Para Thompson, el reloj va de la mano de la necesidad sincrónica del trabajo, y en tiempos preindustriales, la manufactura se mantiene a escala del hogar.
El historiador nos enseña ideas clave para comprender de manera genérica su pensamiento, y expone un novedoso sistema de educación y cultura en etapa preindustrial. Sin embargo, debemos ir más allá, porque no existe desarrollo económico como tal, sino que se debe entender como un cambio social y cultural que fomenta la conciencia social.
Nuestro autor cree que el historiador debe tener una teoría y metodología en el discurso histórico, puesto que es muy fácil confundir metodología con teoría histórica, en alusión a pensadores anteriores a él. Por ello, se debe comprender la vida social del contexto histórico a partir de la unión de ambos conceptos. El historiador, debe atender al desarrollo de los hechos, comprender a todos los grupos sociales y, realizar un estudio de los estratos para comprender sus valores en conjunto, y no por separado; como si fueran un producto aparte.
Por otro lado, Thompson concede una entrevista y expone que la clase social es una categoría histórica que se comprende desde el contexto. Las clases sociales son categorías históricas que van de la mano de la lucha de clases. Asimismo, asume el concepto de clase dependiendo del sujeto histórico y su pertenencia a la misma, debido a factores económicos, sociales y culturales. Por otra parte, la economía moral se enfoca a los modelos de revuelta social, motivadas no sólo por una causa, sino que se debe entender la variabilidad histórica como la subida de precios, o bien, los desniveles entre oferta y demanda.
Por último, las cartas anónimas son comprendidas como pruebas fiables del proceso histórico y del cambio social, que nos permite conocer los movimientos de las clases en los momentos preindustriales y coyunturales del contexto. Para terminar, el sentido del tiempo y del reloj como medida de explotación laboral, supone un shock en la explicación histórica, provocando una ruptura de las tradiciones y costumbres sociales, que marcarán la conducta de los grupos sociales en el posterior devenir histórico industrial.