Sigmund Freud postuló una teoría de los sueños que renovó profundamente la manera en que se entienden las experiencias oníricas. Superó los tipos de explicación “casi-científica” que existían en su época y esclareció cómo se crean y componen los sueños. También reconoció que la interpretación popular de los sueños tenía algunos puntos en común con su teoría de los sueños y, finalmente, logró comprobar la relación entre las ideas reprimidas en el inconsciente y el contenido de las “narraciones oníricas”.
Esta entrada es al mismo tiempo un breve análisis, reseña y comentario al libro Los Sueños, publicado por Alianza Editorial en 1995. Dice la editorial que esta publicación hace parte del primero de tres volúmenes publicados de La interpretación de los sueños. Como siempre, se agradece la confiable e histórica traducción de Luis López-Ballesteros y de Torres. El contenido del libro aquí comentado tiene un equivalente en la Segunda Parte del libro Introducción General al Psicoanálisis.
El sueño como relato visual
Uno de los puntos que más llaman la atención de los sueños es que son un tipo de relato. Una experiencia que tiene principio y fin, que se puede contar. Los sueños son como historietas que pueden ser claras, disparatadas, incongruentes o incluso muy oscuras. En ese orden, es muy interesante que Sigmund Freud haya intentado descubrir cómo se llegan a componer esos relatos visuales en la mente y de qué factores depende. Su investigación trató de entender cómo se construyen esos relatos, los cuales están compuestos con imágenes mentales, y se preguntó a partir de cuáles elementos narrativos se desarrolla esa vivencia onírica y por qué dicha narración puede ser tan ajena a la lógica y coherencia propia de la vida despierta.
Es evidente que Sigmund Freud entendía los sueños como algo que se puede contar, como una vivencia onírica que tiene partes, sucesos, personajes, lugares y tiempos. Entender el significado de estos elementos, de estas partes, fue el objetivo de su interpretación y su teoría, la cual concibe a cada uno de los elementos del sueño como un símbolo.
El sueño que se recuerda, es decir, la vivencia onírica que alcanzamos a retener al despertar, es lo que él llamó el contenido manifiesto, es decir, que se manifiesta a la conciencia. El contenido manifiesto sería como un significante, la parte visible, que se enseña a nuestro yo. Y al significado de esa manifestación, es decir, la génesis del sueño, le llamó contenido latente. El contenido latente es una o más ideas ancladas en el inconsciente, ideas que no se “ven”, significados ocultos a la conciencia y que solo se expresan a través de representaciones disímiles con un contenido simbólico. Según su óptica médica, las ideas conflictivas en el inconsciente también se «expresarían» como enfermedades o desequilibrios mentales.
Los sueños son fugaces, ambiguos y repulsivos ¿por qué?
Los sueños han sido desde siempre un fenómeno que ha interesado a filósofos, chamanes, médicos y astrólogos. Para Freud, los sueños eran uno de los grandes enigmas sin resolver de su época y un efecto claro e importante de la actividad psicológica del individuo. Pese a los intentos de explicación, lectura e interpretación de los sueños que se hacía a finales de siglo XIX, dice Freud, aún quedaban grandes preguntas sin resolver.
Freud empieza su argumentación exponiendo que ninguna explicación mágica, religiosa o popular, había logrado responder a tres cuestiones básicas de los sueños: 1) las singularidades de su contenido, que muchas veces repugnan al pensamiento despierto; 2) la incongruencia entre el contenido de los sueños y los afectos o sentimientos ligados a ellos; y 3) la “fugacidad y repulsa para el pensamiento despierto, que considerándolos como algo extraño a él, los mutila y extingue de la memoria” (página 8 de la edición citada).
Seguramente, las explicaciones mágicas y religiosas son más interesantes que la opinión de la mayoría de los médicos de segunda mitad de siglo XIX. Freud afirma en su texto que los médicos de aquellos años se equivocaban en su entendimiento sobre los sueños, como Binz (1876), quien consideraba a los sueños como un proceso inútil del cuerpo, residual, sin valor psíquico y a veces solo patológico. Freud también descarta la opinión de filósofos como Schubert (1862), quien consideraba al sueño como cierto tipo de liberación del espíritu de la naturaleza exterior.
Freud creía que los sueños no eran ni efectos biológicos residuales e inútiles, ni liberaciones del alma de sus cercos físicos y naturales. Freud buscaba algo distinto, la función del sueño en el complejo sistema psíquico del ser humano.
Usar la “plantilla” del psicoanálisis para explicar los sueños, pero ¿qué es el psicoanálisis?
Freud buscaba llegar a una teoría consistente de los sueños que sirviera no solo para explicarlos, sino para tratar a sus pacientes. Descartadas las aproximaciones médicas y filosóficas de su época, planteó la necesidad de un nuevo método de investigación. Si el psicoanálisis había prestado excelentes servicios en la solución de fobias, obsesiones y delirios ¿por qué no usar el mismo método para explicar los sueños?
El psicoanálisis busca la procedencia y génesis de las formaciones psicopáticas. Encontrar estas fuentes de los problemas psicológicos es el objetivo. Pero ¿cómo hacerlo? Freud entendía que hay “rutas mentales” que conectan la manifestación del problema psicológico, como las ideas morbosas y los comportamientos patológicos, con una causa o fuente de ese problema. Estas rutas mentales están ocultas a la conciencia, y para descubrirlas es necesario desenmarañar un laberinto de ideas, recuerdos y representaciones que están entre la génesis del problema y la manifestación del problema. Descubrir esta ruta “equivale a una solución de los sistemas patológicos, solución que trae consigo el dominio de la hasta entonces irrefrenable idea” (p.12).
De manera análoga al psicoanálisis, Freud intentó descubrir la génesis o ideas fuente que generan la formación de los sueños. Y el proceso de interpretación del sueño buscaba emular el procedimiento utilizado en la psicoterapia. La asociación libre, el análisis de los episodios intensos de la niñez, entre otros factores, también son piezas clave en la interpretación de los sueños. Brevemente, el psicoanálisis, explica Freud, se compone de estos pasos:
1. Se demanda al paciente que dirija la atención sobre la idea que le causa problemas.
2. Se le pide que lo haga no como lo ha hecho hasta entonces, meditando sobre ella, sino solo para observar, describir, comunicar, sin excepción alguna (esto es una regla) todo lo que se le ocurra al respecto.
3. El paciente dice que no se le ocurre nada
4. El médico afirma, categóricamente, que eso es absolutamente imposible.
5. Entonces se presentan numerosas ocurrencias, a las que se ligan otras nuevas.
6. El paciente expresa un juicio totalmente desfavorable de sus ocurrencias. Las tacha de nimias, insensatas, sin conexión con el tema.
7. Esta crítica así expresada por el paciente, es lo que hasta ahora ha impedido que dichas ocurrencias se exteriorizaran. Y también lo que impidió que antes pudieran hacerse conscientes. La conciencia las juzga como ocurrencias sin valor ni sentido.
8. Si puede conseguirse que el individuo renuncie a esa crítica desfavorable de sus ocurrencias y continúe tejiendo las series de ideas que surgen en su mente…
9. Si lo hace, estará entregando un material psíquico que por un lado u otro terminará enlazándose más claramente con la idea o manifestación morbosa.
10. Dice Freud que el sujeto “revelará sus conexiones con otras ideas, y permitirá, por último, sustituirla por otra nueva que se incluya de manera inteligible en el acervo ideológico del paciente” (P.13)
Las ideas sin conexión aparente con un tema o problema, es sobre lo cual se pone la lupa, es a través de esa falta aparente de conexión la manera que encuentra el inconsciente de surgir al nivel de la conciencia.
Partes y mecanismos de elaboración del sueño
Teniendo en cuenta los 10 anteriores pasos, en la interpretación de los sueños según Sigmund Freud, el contenido que se manifiesta en el sueño, por lo general incongruente y rápidamente olvidado, está conectado con una serie de ideas subyacentes o latentes. Descubrir la ruta de conexión, oculta a la conciencia, entre el contenido manifiesto en el sueño y las ideas latentes, que laten profundamente, permitiría interpretar los sueños y entender qué quieren decir.
Las ideas sin conexión aparente con un tema o problema, es sobre lo cual se pone la lupa, es esa falta aparente de conexión la manera que encuentra el inconsciente de surgir al nivel de la conciencia.
El sueño es entonces un relato onírico complejo la mayoría de los casos. Excepto por el sueño infantil, el cual es comúnmente la realización o cumplimiento de un intenso deseo de la vida despierta. Por el contrario, El sueño adulto comúnmente es extraño y no hay nada en su material, en su «dramatización», que pudiera identificarse directamente con la mera realización de un deseo.
En el sueño adulto parece ser que la incongruencia de sus representaciones se debe al efecto de dos principales “mecanismos narrativos”: La condensación y el desplazamiento.
La condensación onírica
Freud explica que la condensación es uno de los procesos de elaboración del sueño. Consiste en superposición de elementos comunes. Por ejemplo si el sueño muestra cosas que parecen dispares como una mesa y una vaca, es posible que estén juntas y condensadas, porque tal vez la idea latente está relacionada con la idea de 4 patas: “el contenido del sueño nos dice que todas aquellas cosas tienen una X común” (P.38).
Los elementos del contenido del sueño dependen no solo de una idea latente, sino de toda una serie de ellas, las cuales no necesitan estar muy cerca entre ellas dentro del contenido latente: “pueden pertenecer a los sectores más diferentes del tejido ideológico«, dice Freud. Por lo cual, en un sueño puede haber más de un efecto de condensación. Freud comenta que la condensación, en parte, funciona como los retratos compuestos del eugenista Francis Galton.
El contenido del sueño, cada una de sus partes, cada elemento de su composición “es una representación en el contenido manifiesto de todo ese material” (P.39).
En estas representaciones pueden estar condensadas varias ideas latentes, y una idea latente puede estar expresada en varias imágenes sobrepuestas. Explica que “Así como desde cada elemento del sueño conducen conexiones a varias ideas latentes, también generalmente, se halla representada una sola idea por más de un elemento” (P.40).
Desplazamiento del sueño
Afirma Freud que en los sueños más complejos, durante la elaboración del sueño “pasa la intensidad psíquica de las ideas y representaciones a otros… que no tienen derecho a tal acentuación” (p.42). Quiere decir que algunos elementos del sueño, que en apariencia son insignificantes, contienen la máxima relevancia y expresan en alto grado a las ideas latentes. Por desplazamiento, se les ha entregado el papel de representar eso que en el inconsciente necesita expresarse y que no puede hacerlo literalmente. Comenta Freud que “comúnmente, un elemento impreciso constituye el más directo representante de la principal idea latente” (p.42).
Al desplazamiento le llama también Transmutación de los valores psíquicos. El desplazamiento es tanto y más frecuente, cuanto más oscuro e incongruente es el sueño. Parece comúnmente que el contenido manifiesto del sueño se ocupa de nimiedades de la vida despierta, y en parte, por eso lo despreciamos, porque parece no querer decir nada. Pero el análisis demuestra las conexiones, ocultas en un principio a la conciencia, que unen lo indiferente con lo valioso.
Hacia una Teoría de los sueños según Freud
Tiene mucho de semiológico el acercamiento freudiano a los sueños. El contenido del sueño son representaciones simbólicas, comparaciones, inversiones y metáforas. Son elaboradas gracias a los efectos de la condensación y el desplazamiento. Además, el hecho de que el sueño exprese un conjunto de “cosas” juntas, implica que tienen algún tipo de relación. También afirma que la mayoría de las veces hay la participación de recuerdos de la niñez. Es como si Freud sugiriera que hay un “idioma” de los sueños, y que se puede leer. Solo que sus letras son símbolos y su sintaxis una suerte de juego de analogías, antagonías y coincidencias a partir de lo cual son posibles los mecanismos de la condensación y el desplazamiento. “Elaboración del sueño significa la traslación de ideas del sueño al contenido del mismo… dicha elaboración no es creadora… su función se limita a condensar el material dado, desplazarlo y hacerlo apto para la representación visual” (P.61).
La elaboración del sueño es por lo tanto un proceso psíquico especial y tiene similitudes con otros procesos y psicopatologías la condensación y el desplazamiento nunca faltan. Por ejemplo, la condensación y el desplazamiento nunca faltan en otros procesos como síntomas histéricos, ideas angustiosas, obsesivas y delirantes. De ahí que seguir la guía del psicoanálisis para la interpretación de los sueños tenga sentido.
La elaboración del sueño
La elaboración del sueño es entonces un proceso de la psique. Y el sueño es su resultado, su producto. Es una conversión de ideas en imágenes visuales oníricas. Y lo más importante: hay una relación causal entre el contenido manifiesto, tantas veces incongruente y oscuro, y las ideas reprimidas, apresadas, cautivas en el inconsciente. “El sueño tiene que ser oscuro para no revelar las prohibidas ideas latentes” (P.69). Hay entonces una relación entre la ocultación de ideas reprimidas y la deformación de ideas en el sueño. Es consecuente preguntarse si la interpretación del sueño puede ayudar al tratamiento de algún problema psicopático. Freud dice que si. Que el descubrimiento de la idea reprimida es un tipo de efecto catártico que alivia los síntomas del problema.
El sueño como descanso y relajación de la censura
Resalta Freud que, por supuesto, dormir es un proceso de descanso. Y que en esta relajación permite que haya lugar para una actividad onírica. Los sueños son los protectores del dormir dice Freud, porque permiten que esas ideas reprimidas se realicen, calman la excitación que causan y permiten el reposo. También subraya que la transformación que sufre el contenido manifiesto es debido a las censuras que se han puesto sobre el material reprimido. Este concepto de censura es muy interesante y expresivo porque enseña que la psique del sujeto ha prohibido o escondido esas ideas y experiencias intensas que le han afectado, dañado o impactado de una manera traumática.
Ponemos una censura ideológica sobre ese material que termina siendo reprimido. Durante el reposo, esa censura también se relaja y debilita, y permite que esas ideas latentes se filtren y expresen. Traspasan la censura, pero no literalmente, sino simbólicamente. La censura sobre lo reprimido no desaparece. El sueño funciona entonces como un tipo de desahogo psíquico.
Los deseos sexuales reprimidos en la infancia
Se ha insistido mucho y caricaturizado cierto reduccionismo sexual en las teorías de Freud. Hay un punto clave para entender por qué Freud decía que, por ejemplo, los sueños, eran en muchos de los casos la realización simbólica de deseos sexuales reprimidos.
El libro la interpretación de los sueños fue publicado en el año 1900. En la Europa de esa época la sexualidad era objeto de intensas reprobaciones y represiones. La homosexualidad era penalizada y el deseo sexual era objeto de control religioso e ideológico.
Para Freud era claro que la sociedad europea tenía una cultura basada en la represión ideológica sexual que caía sobre el sujeto desde su más tierna infancia. Expone los siguientes 5 puntos:
1. En los adultos, muchos sueños son la realización de deseos sexuales, aun cuando el contenido onírico no es sexual
2. Los instintos sexuales son los que más han sido sojuzgados por la educación civilizada.
3. Al mismo tiempo, son los que más “se filtran” a través de las brechas de la censura.
4. Casi todas las personas mantienen su conformación sexual infantil.
5. Los deseos sexuales infantiles reprimidos son fuente de frecuentes y poderosas fuerzas instintivas para la formación de sueños.
Los sueños son por lo tanto, realizaciones enmascaradas de deseos, representaciones que disfrazan deseos reprimidos. Algunos sueños son comprensibles y tienen un sentido claro, mientras que otros son embrollados y oscuros. Pero también hay otros sueños que representan un deseo reprimido, pero sin disfraz o mal disfrazados. Estos últimos usualmente están acompañados de un sentimiento de angustia.
¿Qué son las pesadillas según Freud?
Dice que son casos en los que el sueño no puede proteger el proceso natural de reposo. Entonces, con las pesadillas la función del sueño cambia: ya no para proteger el reposo, sino para interrumpirlo ¿por qué interrumpirlo? Para que las perturbaciones cesen. Para que esos eventos oníricos terriblemente perturbadores de la pesadilla no prolonguen su efecto traumático.
Cuando despertamos de una pesadilla, la perturbación se detiene, se corta, ha sido la función del sueño que nos ha salvado de esa mala sensación. La pesadilla y los sueños recurrentes angustiosos son objeto de análisis psicopatológico para Freud, pero en el libro aquí reseñado no se aborda mucho más sobre este interesante tema.
Conclusión
Una de las observaciones más interesantes en la teoría de los sueños de Freud es que hay dos instancias generadoras de actividad psíquica: actividad inconsciente y actividad consciente. Y en la frontera entre ambas habría un ejercicio de censura, que no deja pasar ciertas cosas (reprimidas), siempre en la dirección inconsciente a consciente.
Esta censura funciona como un lente a través del cual se proyecta lo reprimido, transformado en elementos simbólicos. En el sueño la censura se abre como si se tratase de poros que permiten transitar de un lado a otro información valiosa.
El reto enorme es estudiar la simbología onírica. En este punto, tan concluyente, es donde hay un puente con las interpretaciones populares de los pueblos antiguos, los cuales veían en los sueños símbolos de otras fuerzas o mensajes.
Freud, tiene una orientación mucho más pragmática y afirma que en su mayoría esos símbolos representan personas, partes del cuerpo, órganos genitales y actos sexuales. De hacer una clasificación de los símbolos oníricos, casi que se podría prescindir de la participación del paciente, pero esto es rechazado por Freud. Él creía en que el paciente debía participar en la experiencia de hacer la asociación y descubrimiento de esos símbolos. Además “hay símbolos de difusión universal… otros de limitadísima aparición individual” (P.89). Tal vez se podría llegar a un “lenguaje de los sueños”, pero duda, o prefiere, que no se abandone la interrogación al sujeto.