Análisis semiológico del cuento El diente roto, Pedro Emilio Coll

Cuento El diente Roto - análisis
3.9
(83)

El análisis semiológico que se realiza busca identificar los componentes
estructurales desde los niveles superficiales y profundos del cuento “El diente roto”, del autor venezolano Pedro Emilio Coll (1898 -1947), para lo cual se aplicarán las leyes que rigen la narrativa según la metodología de Greimas.

Interpretación Denotativa:

En “El diente roto” se relata la historia de Juan Peña, un niño travieso, quien en una pelea callejera recibió un guijarro en un diente y este le quedó en forma de sierra. De ahí en adelante, Juan se transformó de alborotador y pendenciero en callado y tranquilo; en actitud hierática, él pasaba horas y horas acariciándose el diente, sin pensar, aunque para las personas que lo rodeaban él tenía “el mal de pensar”. Este estado de quietud, sin pensar, otorgó a Juan respeto, fama y admiración en el mundo político y académico donde logró ocupar cargos de diputado, ministro y fue considerado hombre ilustre hasta que la muerte lo sorprendió.

Normalización narrativa según la metodología Greimas

A continuación se presentarán los estados de transformación (euforia y
disforia) de acuerdo a la teoría de Algirdas Julius Greimas.

Esquema actancial general:

El estado inicial está representado por la disforia, puesto que al inicio Juan es caracterizado como un niño travieso y pendenciero, de quien se recibían quejas por parte de los vecinos; por otro lado, su maestra lo consideraba lerdo para aprender. Esta situación va cambiando en forma positiva (euforia) a favor de Juan, de los padres y del pueblo. Los padres logran su objeto: no reciben más quejas de los vecinos por las travesuras del chico, el pueblo adquiere renombre y Juan alcanza gloria. Fortuitamente, al sujeto se le acredita como en estado eufórico en casi todo el encadenamiento narrativo. No obstante, aparece la muerte al final de su vida, cuando iba a ser nombrado presidente, pero ya Juan había alcanzado otros éxitos en su vida personal; por lo tanto, su muerte no es la disforia principal.

Análisis (Euforia y Disforia):

Se puede decir, que lo eufórico tiene varias lecturas según los actantes. En primer lugar nos encontramos a Juan Peña, sujeto destinador y destinatario (S1 y S3); quien disfruta al acariciar su diente roto (objeto) y de los beneficios que recibe por la transformación notable ante los demás que lo admiran y lo conducen al éxito, fundamentado en apariencias. Por otra parte, la euforia de los actantes S3 (padres y vecinos) y S2 (doctor) está representado por la dicha de contar con un personaje célebre e ilustre en el pueblo.

Lo disfórico presenta tres planos: el primer plano está simbolizado por
la pelea que Juan sostuvo con un granuja, quien le partió el diente con unap iedra “la sangre le lavaba el rostro”; el segundo plano, lo constituye la
muerte de Juan cuando estaba casi a punto de ser elegido como presidente y un tercer plano no es perceptible, a simple vista, porque la figura oculta el fondo. Esto se explica porque cuando niño Juan era “la más lerda cabeza del orbe”, por apariencia fue confundido con el erudito, el académico. Esta euforia está vestida de ignorancia; el sin pensar de Juan, del doctor (ayudante y autoridad) y de las masas ajenas a los ideales del protagonista (Juan Peña) revelan el modelo retórico a nivel político y social de la época y su proliferación por medio del discurso de autoridad. De este modo, lo disfórico es el arraigo a lo aparente.

Programas narrativos y categorías del hacer

Programa Narrativo 1: Juan Peña en una pelea recibe un guijarro que le
parte un diente en forma de sierra; desde ese día comenzó la edad de oro de Juan Peña.

La situación inicial presenta a Juan Peña como sujeto (S1) del objeto de valor “pelea” (O). Por oposición está el granuja (S4), designado como sancionador al romper un diente al sujeto. El ayudante (S2) se representa por la conducta de travieso y pendenciero de Juan que lo coloca en esta posición.

En la primera secuencia narrativa se puede presuponer la existencia de
un sujeto Juan en la modalidad de querer hacer y no poder hacer por la
oposición al granuja que le lanzó un guijarro. El sujeto y destinatario se evalúa en estado disfórico frente al objeto pelea. Sin embargo, tiene un ayudante (diente roto) en la modalidad de saber hacer y otras circunstancias que lo llevan a un estado de transformación, y con lo cual el narrador hace ver sus pretensiones de desmantelar la sanción en beneficio del sujeto.

Programa Narrativo 2: Juan tentaba sin cesar el diente roto, el cuerpo
inmóvil y sin pensar; se transformó de alborotador y pendenciero en callado y tranquilo. Los padres estaban estupefactos y angustiados con esa súbita transformación. En esta secuencia el narrador presenta como sujeto de estado al objeto de valor: tocarse el diente roto (querer hacer), ayudado por la actitud (poder y saber hacer, competencia física). La mamá de Juan (deber hacer) interpreta esta actitud como una enfermedad.

Programa Narrativo 3: Juan es llevado al doctor, quien declara que Juan está sano como una manzana y solo sufre del “mal de pensar”, es decir, es un genio, un erudito, un “niño prodigio”. Esta secuencia suscita una transformación del sujeto Juan y se evalúa positivamente tanto para él como para otros destinatarios. Entra en escena el doctor, quien ejerce influencia en una dirección definitiva en la vida y obra de Juan “su fama se aumentó como una bomba de papel hinchada de humo”.

Resalta en esta secuencia la relación actancial no saber hacer, representado por el “mal de pensar” (habilidad cognitiva), “allá adentro, en la oscuridad de la boca cerrada, la lengua acariciaba el diente roto sin pensar:” El saber hacer del ayudante (Doctor) autoridad que ejerce su poder, coloca a Juan implícitamente al lado del “mal de pensar” y en contra del objeto valorizado de Juan (querer y poder hacer): “-su hijo de usted, mi estimable señora, sufre de lo que hoy llamamos el mal de pensar; en una palabra, su hijo es un filósofo precoz, un genio tal vez.”.

Programa Narrativo No. 4: Juan seguía acariciando su diente roto, sin pensar, se hizo famoso , su reputación de hombre juicioso, sabio y profundo creció.

En esta secuencia el sujeto Juan persigue una satisfacción personal “tocar el diente roto”. Sin pensar como vehículo de concentración y sin dejar que adivinen sus pensamientos. La sociedad, incluyendo los padres, se colocan implícitamente en oposición al objeto de valor: el diente roto.

Juan se encuentra atrapado entre el querer hacer (acariciar el diente) y el saber hacer (físico) y no saber hacer (cognitivo). No obstante, tiene un deber hacer (moral) que no utiliza y por beneficio personal acepta la identidad que lo conduce a querer hacer “ser famoso”, erudito, académico. Juan es encaminado a la fama, pero sin apartarse de su “objeto deseado”.

Programa Narrativo 5: Juan continuaba tocando su diente roto, «sin pensar» y recibiendo halagos por su talento, logrando ocupar los cargos de diputado, académico y ministro.

El destinador logra alcanzar un estado eufórico eminente y se reafirma que el acariciar el diente roto (querer y poder hacer) es el objeto apreciado, aunque no toma conciencia de ello (no saber hacer) por la acción de tocarse el diente, pero la sociedad no lo ve así.

Programa narrativo No. 6: A Juan, a punto de ser elegido presidente, lo sorprendió la apoplejía acariciándose el diente roto con la punta de la lengua; se le rindió homenaje póstumo

En esta última secuencia narrativa nos encontramos la intervención de un oponente nuevo “enfermedad” que logra establecer una relación disfórica con el objeto de valor representado por el diente. Aquí se presenta el no poder hacer (físico).

Programa narrativo canónico

Motivación: El acariciarse el diente (objeto deseable) le proporciona a Juan satisfacción, se evade así del mundo de pendenciero y de la travesura (negativo), y se convierte en el ser estimado y respetado por otros aunque no saber hacer (pensar), el querer hacer logra el cambio en S3.

Competencia: Sujeto de hacer: Juan Peña

La competencia definida inicialmente en relación con ser pendenciero y
lerdo en el aprendizaje (Saber hacer y poder hacer) es ahora actualizada por
una competencia querer hacer: la capacidad física de acariciarse el diente, sin pensar, es el ente que transforma la vida de Juan. Este logro evalúa positivamente la competencia del personaje para esconder el no saber hacer (pensar).

Valoración: Cuadro Semiótico

Análisis: en el programa de uso el sujeto operante está en conjunción
con el objeto de valor “acariciar el diente”. En su recorrido el sujeto protagonista va pasando de no parecer (pensante) a un parecer (pensante), con lo cual se justifica la transformación operada en él. Sin embargo, el programa narrativo indica que el recorrido secuencial verdadero carece de esta transformación puesto que el sujeto simplemente se acaricia el diente y sin pensar. Es allí donde se demuestra en el discurso la apariencia, la figura esconde el fondo, el personaje no revela su ser (acariciar el diente); de esta forma, se contrapone la valoración:

Realidad vs Apariencia
Acariciar el diente vs No pensar

Nivel Axiológico:

Juan Peña, el personaje principal, le acompañaba en su realidad
aparente una profunda reflexión pero no de sabio sino de quietud y
tranquilidad como resultado de un proceso físico de estímulo – respuesta
(automático). De esta manera, la acción narrativa se valora entre la búsqueda de identidad (realidad) frente al parecer (apariencia).

  • Ser: realidad de Juan peña
  • Parecer: todo lo que proyectaba
  • No parecer: nada es realidad
  • No ser: la imagen no correspondía con lo que él hacía

Nivel figurativo:

El recorrido figurativo principal está asociado al sentido del gusto (músculo lengua y diente). El estar en silencio, absorto, sin pensar, revela en apariencia reflexión e inteligencia y configura otros recorridos figurativos. El pueblo “voz de pueblo es voz de Dios” adjudicó o proyectó la apariencia a una realidad inexistente.

Categorías de figuras:

Nivel temático:

  • El mito de que las travesuras se relacionan siempre con el rendimiento académico (Estado Inicial)
  • El placer físico domina el pensamiento (Estado final)
  • El discurso retórico de autoridad influye en el sentir de las masas (Estado inicial)
  • Las apariencias engañan (Estado final)
  • La muerte es un proceso natural (Estado final)

Tema general: El prolongado silencio lo convirtió en un elocuente
prodigio

Título del cuento: “La ceguera intelectual encubrió la figura”.

Formas enunciativas:

Temporalidad:

El tiempo del cuento se reconoce en pasado “A los doce años”, verbos:
recibió. Los siguientes párrafos nos ubican en días subsiguientes “permanecía horas enteras …” “Y con su cuerpo crecía su …” “pasaron los años ..” Encontramos una progresión temporal cronológica.

Espacialidad:

Se puede presumir que la historia se desarrolla en un vecindario de un pueblo; en una casa “los padres de Juan estaban ahora …” Luego el narradornos sitúa en un país que podría ser Venezuela por los nombramientos políticos correspondientes al poder legislativo, judicial y ejecutivo (Presidente de la República) del Sistema Político venezolano.

Actorialización:

  • Juan Peña: Estado inicial: niño alborotador, pendenciero de 12 años, sano físicamente, lerdo en el aprendizaje
    Estado final: hombre sabio y profundo
  • Madre: preocupada por su hijo
  • Padre: Pablo
  • Doctor: médico
  • Vecinos
  • Orador: lloró en oración sobre la tumba
Conclusiones

Se puede acotar que el cuento retitulado “La ceguera intelectual
encubrió la figura” revela lo que socialmente predomina en muchos sistemas sociales; la ironía y sarcasmo del autor, Pedro Emilio Coll, nos va llevando a dos lecturas: el ciego e incapaz no era Juan Peña, sino los del otro lado que escogen colaboradores con las mismas características mentales y apariencia externa a ellos, especialmente, si el mediador influyente se dispara desde una autoridad se resta objetividad a los criterios y valores propios.

Referencias:

Biblioteca Virtual Universal. (2006). Coll P. E., El diente roto. [en línea]
[consultado 20 de mayo 2010]. Disponible en www.biblioteca.org.arg
COURTÉS, J. (1980). Introducción a la semiótica narrativa y discursiva.
Metodología aplicada. Estudio preliminar de A.J. Greimar. Universidad de
Michigan. Editorial Hachette.

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Autor: Deysi Manzanillo

Profesora en biología, lengua y literatura, con especialización en la enseñanza de la lengua. Nativa y residente de Venezuela. Amante de la lectura.

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