Me sorprende que este libro de realidades geográficas, históricas, culturales, biográficas, aderezado con un poco de ficción y cargado de diversas voces, sea tan entretenido y atrapante de buena manera. Mi país inventado (2003) es un libro desbordante de anécdotas, de memorias y de reflexión en la voz de Isabel Allende (1942), nacida en Perú, hija de padres chilenos, pero desde los tres años vivió en Chile. Ganadora de premios importantes por sus libros, además de ser criticada por algunos especializados en el tema, a pesar de que sus libros alcanzan récords de ventas. Su estilo de escritura está ubicado dentro del movimiento posboom o novísima literatura, referida ésta a la mezcla de elementos reales de cultura local y biográficas con connotaciones cercanas a la ficción.
He leído: MI PAÍS INVENTADO (2003), Isabel Allende
HarperColling Publishers Inc., New York
Publicado originalmente en el 2003 en España
220 páginas
Con una prosa directa, apasionante, poética y humorística Isabel Allende en Mi país inventado, reflexiona, conversa al paso de su memoria, de su pasado y su presente. Nos va paseando con color y armonía por su árbol genealógico. Dedica un buen tiempo a describir a su excéntrico abuelo, a las mujeres de su familia, a su casa de infancia y a las tradiciones y curiosidades chilenas y familiares. Rescata personajes que incorpora en sus novelas, los cuales juegan roles importantes como en Paula (1994) y La Suma de los días (2008). Nos da detalles de unos de los primeros pobladores: los mapuches y los aymaras «hijos del sol». Revaloriza el acervo cultural que la identifica como hispanoamericana: «Aunque no quedan muchos indios puros … su sangre corre por las venas de nuestro pueblo mestizo» (2003: 54). Con igual fuerza, nos va historiando los acontecimientos sociales y políticos de los gobiernos de derecha e izquierda acaecidos en Chile.
A lo largo de la lectura de Mi país inventado, te vas identificando y enamorando con el paisaje de Chile, con la idiosincrasia de su gente, de sus costumbres y tradiciones. De las vivencias de la autora como inmigrante por varios países, incluyendo Venezuela y lo que ahora es su casa en San Francisco, California:
Este país de topografía dramática y climas diversos, salpicado de caprichosos obstáculos y sacudido por los suspiros de centenares de volcanes que existe como un milagro geológico entre las alturas de la cordillera y profundidades del mar, está unido de punta a rabo por el empecinado sentimiento de nación de sus habitantes … Los chilenos seguimos conectados a la tierra, como los campesinos que antes fuimos. (2003: 20)
La novela está estructurada en 17 capítulos, así como si estuviera construyendo las habitaciones de una casa; cada porción una historia, pero todas entretejidas con un tono de pasión y prolijidad. Me llamó la atención algunas de esas habitaciones, donde Allende plasma su punto de vista sobre las mujeres chilenas y su rol en la sociedad. En ella, las describe como fuertes, emprendedoras, alma de sus hogares, atascadas en una sociedad patriarcal. Estas mujeres le han servido para ser voces de sus novelas, así como también para involucrarse en actividades feministas a lo largo de su carrera como periodista, educadora y escritora: «La mayoría tiene vocación de mártir: son las primeras en levantarse a servir a la familia y las últimas en acostarse; les enorgullece sufrir y sacrificarse.» (2003: 9)
Me pareció una lectura amena e interesante. Con un lenguaje claro, directo y un reflejo perfecto de la idiosincrasia chilena y latinoamericana de alguna forma. Comprendí los sentimientos de nostalgia y añoranza de la autora, lo que dejó atrás: sus recuerdos de infancia, de juventud y sus familiares más íntimos y queridos que quedaron impregnados en su alma y corazón.
Creo se llama Mi país inventado porque así lo sueña y lo ve ella, como su símbolo de identidad, con su corazón partido en dos mitades, con la nostalgia que siente por lo amado aunque ahora ama a California. Recomiendo este libro para las personas que emigran a Chile o van de turismo. Para un documental de la sociedad chilena, y, por supuesto, para deleitarse en una lectura sencilla, directa y humorística.
Es evidente que la profesora Manzanillo no es chilena, los que sí lo somos entendemos que tal título se refiere al hecho de que reflexionar sobre nuestra nación hace que pensemos que tal país no puede existir sino en la imaginación, con una geografía entre el desierto más estéril de la Tierra y el Polo Sur, extremadamente largo y tan estrecho que en su parte más «gruesa» permite ver, desde un avión, las dos fronteras, el mar y la Cordillera de los Andes; el suelo donde se vive sabiendo que en el momento menos pensado un volcán puede borrarnos en tanto un terremoto en Japón mueve violentamente nuestras playas y un incendio voraz arrasa medio bosque nativo en un par de días. Es difícil creer que haya algo tan insólito, más bien, un visitante al que le contamos como es Chile puede pensar que solo fabulamos para sorprenderlo.
Isabel Allende, profundamente chilena aunque nació en Perú, conduce como en una cueca a quien la lee, con giros de palabras y danza, con sugerencias que no dejan de ser atisbos, con intenciones y cambios fugaces como somos los chilenos, los únicos que más o menos nos entendemos y podemos reírnos y emocionarnos con su literatura de Fin del Mundo. Por esto no creo conveniente recomendar este libro a quienes van de turismo o pretenden emigrar a esa cornisa que tiembla al filo del Océano Pacífico, se perderían más de la mitad del libro.
Gracias por alimentarme con esa información. Aunque considero que como extranjera en Chile, esta novela me daría muchas pistas culturales y geográficas. Saludos y gracias.