Es muy complicado que a estas alturas, pueda decir algo realmente original, que no se haya dicho ya sobre la única novela, aunque corta, de Howard Philips Lovecraft. Sin embargo, soy una persona temeraria, que valora el riesgo como pilar imprescindible sobre el que construir una vida gozosa.
Aunque pueda resultar superficial, voy a decir la primera virtud que uno puede percibir cuando se acerca por primera vez a esta obra: lo bueno, si breve, dos veces bueno. ¿Qué necesidad hay de escribir sin cortapisas si en poco más de cien páginas lo puedes decir todo?
Para mí este pequeño libro es el horror cósmico, del que Lovecraft es el precursor, en sí mismo. La sensación de irrealidad que me recorre cuando releo sus páginas es única. Solo me pasa algo similar con Tolkien, aunque en otros parámetros radicalmente diferentes.
Lovecraft te permite enfrentarte con el sinsentido de la vida, contemplar que nuestro cosmos es solo un agujero negro, muy oscuro, donde la vida tiene el mismo valor que la muerte. Donde la nada es el todo, y el todo es la nada. La prosa de Lovecraft, a veces caótica, resulta en mi caso altamente absorbente y efectiva, me sumerge en un estado casi onírico.
Es obvia la influencia de Poe en Lovecraft. En esta novela se hace patente la inspiración extraída de Las aventuras de Arthur Gordon Pym, curiosamente también la única novela que escribió Poe. Si me preguntaran por mi universidad favorita, sin duda alguna respondería que es la de Miskatonic. La universidad ficticia donde ejerce el geólogo y profesor William Dyer, quien nos narra en primera persona la expedición a la Antártida realizada en compañía de un grupo de especialistas y sus desastrosas consecuencias. La historia transcurre a lo largo de doce capítulos que, en su momento, me cambiaron la vida, descubriéndome el que para mí es el mejor escritor de ciencia ficción y terror
de la historia.
Sinceramente, creo que no hay nada más certero que pueda decir respecto a este libro, más que corras a una librería, biblioteca o cualesquiera que sea tu fórmula habitual de aprovisionamiento de literatura, y procedas a devorar sus páginas con la fruición que merecen. Ya me lo agradecerás.
Gracias desde uruguay, sud américa