Leyendo Los días azules de Fernando Vallejo

Reseña de la novela Los días azules - Fernando Vallejo
4.5
(17)

Quien quiera conocer a Fernando Vallejo (1942) debe leer Los días azules (1985), la primera de las cinco novelas autobiográficas del escritor colombiano radicado para siempre en México (emulando a García Márquez y a Álvaro Mutis). Fernando Vallejo quería alejarse de las inmensas contradicciones y crímenes de la estirpe colombiana, pero que en sus novelas volvió una y otra vez, como si fuera un sueño persistente (o una pesadilla), a esa vida que tuvo en el país cafetero. Fernando Vallejo es un escritor que también es conocido por sus declaraciones polémicas sobre Colombia y otros ámbitos como la alimentación y la natalidad, las cuales han generado cierta animadversión en el público (no)lector. Tal vez porque sus palabras tan ciertas y tan crudas generan algo de salpullido en las mentes nacionales del país andino-caribeño. Autor también de la conocida novela “La virgen de los sicarios”, mucha de su literatura se luce en un vuelo “catártido” en torno de la violencia, religión, corrupción e idiosincrasia mestiza colombiana. Su obra literaria se enmarca en la llamada “literatura de la violencia” en Colombia, aunque Los días azules es una novela más bien tierna.

El título Los días azules hace pensar en los días donde todo estaba bien, todo nuevo y limpio, unos días a los cuales se podría regresar para vivir eternamente. Esta novela contiene los recuerdos de infancia del autor en Medellín y en otros pueblos de Antioquia. Es una novela corta, íntima y transparente, porque el autor da cuenta de sus impresiones, sentimientos y pensamiento sin cortarse la lengua. Una novela autobiográfica que invita a pensar en su inclinación por las biografías; él es autor de dos notables biografías, una sobre Porfirio Barba Jacob y otra sobre José Asunción Silva, ambos poetas colombianos.

Hijo del exsenador y exministro Aníbal Vallejo Álvarez, un político conservador, vivió de cerca la intimidad familiar de la política en Colombia, una esfera cultivada en el odio idiota entre conservadores y liberales. “En Colombia se nace conservador o liberal como se nace hombre o mujer, y así se muere”, cuenta. La violencia de Colombia tuvo que haber esculpido su carácter y en este libro recuerda no pocas cosas: matanzas entre rojos y azules, el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán, el homicidio de Diego Echavarría Misas y el arte de dañar al prójimo con un machete.

Fernando Vallejo habla de la cultura paisa en la novela Los días azules

En su época, el departamento de Antioquia gozaba de una exuberante naturaleza y a Fernando Vallejo le tocó ver cómo el río Medellín terminó convirtiéndose en el receptor de las alcantarillas. Nacido en 1942, Vallejo comparte, con el relato de su infancia, rasgos significativos de la cultura y la historia colombiana de aquellas décadas: la dictadura de Rojas Pinilla, la llegada de la Televisión y el hecho de que su casa en el barrio Boston de Medellín fuera de las primeras en tener este aparato, el Bogotazo, las historietas de Sandokón, Yáñez, Tágalo y Girobatol, los cuentos de brujas que echaban las abuelas, la finca Otraparte del único filósofo colombiano, Fernando González, la novena y la pólvora navideña, los villancicos, los pesebres y las fincas paisas, la educación en colegio católico… de esto último, Vallejo retiñe su desencuentro con el catecismo del padre Astete y la cárcel, el purgatorio, que fue para él la educación bajo el yugo de los salesianos. En esta novela recuerda su ateísmo rabioso, por ejemplo: “Manda un rayo ahora de omnipotente cielo que me destruya, de suerte que la suprema suerte de tu existencia sea tu odio” (2003: 100).

Esta novela no solo es una memoria de su infancia, es también una crítica a la “mala educación”, a la violencia, a la sinvergüencería, al robo, a la trampa, y en general, al estancamiento de la sociedad colombiana. Su tono es crudo, condimentado con un humor muy suyo, habla del mal y recuerda en algo a Maldoror y a la narración en primera persona de la sociedad oscura de Henry Miller en su novela Trópico de Cáncer. Su autobiografía también es la historia de muchos antioqueños y colombianos de esa generación. Fernando Vallejo se muestra en este libro existencialista, nihilista, y cabe esperar que en las otras 4 novelas de este bloque autobiográfico también lo sea. Los días azules, por supuesto, es una confesión de su sensibilidad, de su ansia de saber, de su experiencia particular con la música, de su manera de entender el mundo, de su intelecto, y es un grito de dolor convertido en literatura autobiográfica. Y en este producto hay algo bello, un espejo en el que se pueden ver reflejados muchos lectores colombianos.

Para escribir esta reseña he leído esta edición:
VALLEJO, Fernando (1985). Los días azules. Alfagura. Bogotá. 2003

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Autor: Julián Bueno

Escribir reseñas y análisis de libros es una manera de volver a ellos a través de nuestros apuntes. En Lectura-abierta.com todo el mundo está invitado a publicar sus experiencias de lectura. Soy antropólogo y consultor digital, me interesan los contenidos en internet, la literatura, la filosofía y el arte.

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