Por circunstancias ajenas a esta novela, pero también por sus propias cualidades, mi lectura de El libro de las ilusiones de Paul Auster ha sido lenta y gris. Alguien me había dado una opinión negativa del libro y tal vez eso me ha influido, aunque he intentado no dejarme sesgar. Por otra parte, la contraportada de la edición de Anagrama trae varios mensajes como “La mejor novela de Paul Auster. Imposible de abandonar desde el primer párrafo” (José Antonio Gurpegui, El Cultural) y muchos otros semejantes, entronando a esta novela como una obra maestra del escritor querido de Nueva Jersey. Frente a esos elogios, esta reseña intenta explicar mi apesumbrada lectura, no sin reconocer que, finalmente, El libro de las ilusiones me ha parecido una muy buena novela, bien estructurada y escrita inteligentemente.
El protagonista de la novela, un profesor de literatura llamado David Zimmer, inicia el relato comentando que la desaparición en California en 1928 del no muy conocido actor de cine cómico mudo Hector Mann, presuntamente oriundo de Argentina, había hecho pensar que había muerto por aquel entonces. Así lo creía David, no obstante, después de la publicación de su libro “El silencioso mundo de Hector Mann”, David recibe una sorpresiva carta de una mujer invitándolo a conocer al elusivo y muy envejecido actor. 60 años habían pasado desde su desaparición.
El protagonista y narrador, David Z., solo retoma el tema de la carta más o menos 80 páginas después (la edición de Anagrama, traducida por Benito Gómez Ibáñez, tiene 338 páginas). Mientras tanto, ha relatado su propia tragedia, la muerte de su esposa e hijos en un accidente de avión y por qué, sumido en la depresión y desconcierto absolutos, una secuencia de Hector Mann vista en la TV le había sacado una risa y por lo tanto le había salvado la vida. Tirando de ese hilo David termina investigando y escribiendo un libro sobre la obra conocida de Mann. David describe en 15 páginas una de las películas, “Don Nadie”, una metáfora del propio Mann, un “don nadie” abatido por el mal negocio hecho con su productor. En este punto se observa que Paul Auster ha escrito una historia adentro de la narración de otra historia, una literatura adentro de la literatura. Y este mismo fenómeno lo repite en varias ocasiones. Una “metaficción”, dicen los expertos.
También en la novela Ciudad de Cristal Paul Auster recurre a un protagonista abatido por la muerte de su esposa e hijo; su protagonista, Quinn, también es escritor y tiene el carácter herido y parco de los personajes que deben hacer frente a tal tragedia. Paul Auster elabora en su literatura los problemas y retos relacionados con los sentimientos de la pérdida y la desposesión.
En la siguiente parte de la novela a David le encomiendan la traducción de las más de 2500 páginas de Mémoires d’outre-tombe de François-René de Chateaubriand, uno de los libros centrales de la literatura del siglo XIX. David le llama “Memorias de un muerto”, lo cual tiene todo que ver con la vida de Hector Mann y con David Z. La carta fue enviada por Frieda Spelling, esposa de Hector, en los mismos días cuando asume la traducción de Chateubriand. No obstante, su tragedia personal le impide emocionarse (tal vez esta atmósfera personal y existencialista del personaje David Z. ha nublado también mi lectura). Inesperadamente, llega Alma a su casa, la hija del Cámara de Hector. Ha venido para convencerlo de que viaje a Nuevo México con ella para que vea a Hector, quien está a punto de morir. Se resiste, pero al final cede, y además se enamora de Alma. Esto último, muy esperable…
En el camino, Alma le cuenta la verdadera historia de Hector Mann, quien finalmente ha adoptado el apellido de su esposa; ahora se llama Hector Spelling. Este tramo de la novela es uno de los más interesantes, mucho más que la historia de David investigando las películas de Mann y hablando con Alma. Tal vez es eso, que la historia del narrador, David Z., no es muy interesante y su carácter como personaje es muy plano (es un atrevimiento hablar así del personaje de Auster). La vida oculta de Hector Mann contada por Alma “dura” 80 páginas. Es una notable novela breve dentro de la novela.
Finalmente, la última parte del relato es un desenlace inquietante que atrapa la lectura: Hector muere la misma noche en que David arriba a su casa. Se conocen, pero muy brevemente. Ahora su esposa Frieda tiene que quemar toda la obra inédita de Hector tal y como se lo había prometido. No obstante, David alcanza a ver una de las películas: “La vida interior de Martin Frost”. Su nueva novia, Alma, le pide que se regrese a Vermont. Ella iría en unos días. David regresa a su casa y espera felizmente a que Alma regrese. Desafortunadamente, en un arrebato de ira, Alma empuja a la anciana Frieda cuando la descubre quemando el libro que Alma llevaba años haciendo acerca de la historia de vida de Hector… un libro que publicaría después de que él muriera. El empujón resulta fatal para Frieda, acto que a su vez destroza a Alma, quien termina suicidándose.
“El hombre no tiene una sola y única vida, sino muchas, enlazadas unas con otras, y ésa es la causa de su desgracia”
Chateaubriand.
David vuelve a vivir la experiencia de la pérdida humana, pero sobrevive a tan reiteradas penas. ¿Y qué hace? escribe que esta historia, su historia, pero también la historia de Hector Mann y allegados; el libro se ha publicado después de la propia muerte de David, tal y como había estipulado a su abogado. El libro de Alma acerca de la vida de Héctor también tenía que publicarse después de su muerte. De la misma forma como había hecho Chateaubriand con sus memorias en el siglo XIX. El prefacio de la novela está audazmente escogido, dice así: “El hombre no tiene una sola y única vida, sino muchas, enlazadas unas con otras, y ésa es la causa de su desgracia” Chateaubriand. Este prefacio resume la lógica de la novela El libro de las Ilusiones.
Secuencia narrativa en El mundo de las ilusiones
Mientras leía el libro tomé nota de la secuencia narrativa de la novela. Empieza con la tragedia familiar de David y termina con una nueva tragedia, el suicidio de su nuevo amor, Alma. El libro es un tipo de “confesión” o memorias de David, que solo puede publicar después de su muerte. David es un personaje que muere joven por problemas cardiacos, los cuales no son explicados en la novela, pero que desde el punto de vista del lector son atribuibles a su propio sufrimiento existencial. Así es la secuencia: