Corazón tan blanco, una novela filosófica: “nada de lo que sucede sucede”

5
(3)

El disparo al inicio de la novela Corazón tan blanco es impactante, pero pronto se entiende que esta novela no es un thriller, ni la investigación documental de un crimen o de una tragedia. Corazón tan blanco es la segunda novela de Javier Marías que he leído (la primera fue Todas las almas) y este texto es una suerte de reseña y apuntes de lectura. Su estilo narrativo, los temas que trata y cómo se entretejen resulta en una obra admirable. Sus temas son cotidianos y nada extraordinarios, nada de policías o crímenes misteriosos. Las reflexiones en la narración desgranan esa cotidianidad y dejan al descubierto las hondas implicaciones que tienen los sucesos de la vida diaria en las personas. Y la manera en que todo se cuenta pone al lector muy cerca del pensamiento interno y privado del personaje que narra (o piensa) sus cosas en primera persona. “Era nuestro Dostoievski. Conocía todos los abismos humanos” afirmó Manuel Vilas sobre Javier Marías. Y cómo no, ese narrar el pensamiento consigue acercar al lector a una dimensión interna de la reflexión que lo pone en ese lugar privilegiado: adentro de la cabeza de otra persona. Así me he sentido leyendo esto, en la cabeza del protagonista. El poder de tracción hacia ese interior está acrecentado en esta novela, es mucho más fuerte que en la gran mayoría de las novelas que he leído. Podría decir que los temas y dramas centrales de Corazón tan blanco son: el matrimonio con sus miedos, alegrías y sospechas, las relaciones familiares, los secretos que corren en paralelo al acto de hablar, y el hecho del “habla”, el decir, el contar, o quedarse callado, que moldea la percepción y la realidad. Tal vez algo más, la impermanencia de todo lo que es, aún más que la transitoriedad, la no permanencia, la inevitable finitud y vacuidad de todo:

A veces tengo la sensación de que lo que se da es idéntico a lo que no se da, lo que descartamos o dejamos pasar idéntico a lo que tomamos o asimos, lo que experimentamos idéntico a lo que no probamos, y sin embargo nos va la vida y se nos va la vida en escoger y rechazar y seleccionar, en trazar una línea que separe esas cosas que son idénticas y haga de nuestra historia una historia única que recordemos y pueda contarse, sea al instante o al cabo del tiempo, y así ser borrada o difuminada, la anulación de lo que vamos siendo y vamos haciendo.” (2022: 338).

Corazón tan blanco
Javier Marías
Alfaguara.
Madrid. 2022
346 páginas
Primera edición de 1992

Por ejemplo, sobre el matrimonio, Juan, el narrador, afirma que supone el aniquilamiento del antiguo yo soltero. Las rutinas cambian, la posibilidad de vivir las cosas en soledad disminuye y llegar al final del día sin compañía es infrecuente. Juan está recién casado y le asaltan sospechas, miedos, constricciones. En su luna de miel en La Habana escucha a una pareja en la habitación contigua que discute; son amantes, un español y una cubana, tensan la cuerda acerca de sus encuentros y su futuro y ella le dice que se deshaga de su esposa en España, que la mate, y que si no la mata pues ella se matará a sí misma, así que tendrá a una muerta por un lado u otro. Esta conversación escuchada a través del muro se conecta simbólicamente con otros momentos centrales e ideas a lo largo de la novela y de una manera admirable.

En esta novela, la esposa se llama Luisa. En la novela “Todas las almas” la esposa del profesor español también se llama Luisa. En esta novela Juan tiene el oficio de traductor y en “Todas las almas” la traducción también es un subtema presente. Cómo cambia la vida con el matrimonio, o con el hecho de tener a una pareja en el día a día, cómo cambia la relación con la familia consanguínea, cómo cambia incluso la percepción del espacio donde uno vive; cómo esa cercanía que tiene la pareja entre sí intensifica lo que se dicen o no se dicen, porque, según qué confesión o qué sugerencia, las consecuencias son impredecibles, incontrolables. Toda la novela tiene que ver mucho con “el estado de la pareja”, en cuanto a un estado del ser, con ese lazo que les une, si se quiere una cadena o una esposa, un estado en el que lo que se dice o no, abre puertas y cierra otras. El narrador dice esto:

No es tampoco que se establezca un sistema de interrogatorio diario al que por cansancio o rutina ningún cónyuge escapa y acaban todos contestando. Es más bien que estar junto a alguien consiste en buena medida en pensar en voz alta, esto es, en pensarlo todo dos veces en lugar de una, una con el pensamiento y otra con el relato, el matrimonio es una institución narrativa.” (2022: 170).

El matrimonio contrasta con la trama secundaria de Berta, la amiga de Juan que vive soltera en Nueva York. Berta está sola, es un poco coja y hace tiempo viene intentando simpatizar con hombres que conoce a través de una agencia de citas (como se hacía antes). Juan ha ido a Nueva York a trabajar como traductor simultáneo y acompaña a Berta en los pasos que supone conseguir una nueva cita con un desconocido. El estado de no-pareja de Berta es un recurso argumental que retiñe ese estado que vive Juan en su matrimonio.

La muerte también está muy presente en la novela, pero no como un tema sino como un evento. La novela inicia con esta escena, resumiendo: la segunda esposa de Ranz, el padre del narrador, se dispara un tiro en el pecho en el baño de su casa al medio día cuando su familia e invitados comían. No en vano este evento está al inicio de la novela, ya que es el punto del que cuelgan distintas vidas. Este suicidio tiene todo que ver con el título “Corazón tan blanco” y la frase que Lady Macbeth le dice a su esposo en la obra de Shakespeare (frase que es el epígrafe de esta novela): “Mis manos son de tu color, pero me avergüenzo de llevar un corazón tan blanco” (tiene las manos manchadas de sangre como Macbeth después de cometer su crimen). La conexión entre este suicidio inicial y la referencia a Macbeth expresa una genialidad creativa de Javier Marías. Hay que leer el libro para entenderlo.

En la novela no hay un ápice de narración detectivesca, ni búsqueda de pruebas, ni misterios, por el contrario, la verdad y los sucesos del pasado rebrotan por sí solos. Como en Macbeth, en esta obra los sentimientos internos son un drama más intenso que los actos cometidos. Lady Macbeth y Macbeth son un matrimonio y lo que se dicen lleva a grandes tragedias; Lady Macbeth encarna toda la fuerza instigadora que puede tener una pareja y la fuerza de las palabras, que mueven y conducen a su marido a asesinar al Rey Duncan.

Ranz, padre del narrador, es un personaje singular: ha trabajado como experto en arte durante toda la vida, dejándole una pequeña colección de obras importantes, pero en cuanto a la construcción del personaje, lo más crucial e interesante es que tuvo tres esposas: una cubana que murió en cuba, Teresa Aguilar que se suicida con un tiro en el pecho y la hermana menor de ésta. El primer párrafo empieza así, pero subrayo las primeras palabras para destacar que el saber versus el no saber, el contar versus el quedarse callado, la verdad vs la ignorancia, el pasado vs el recuerdo, son elementos de fondo en esta obra:

No he querido saber, pero he sabido que una de las niñas, cuando ya no era niña y no hacía mucho que había regresado de su viaje de bodas, entró en el cuarto de baño, se puso frente al espejo, se abrió la blusa, se quitó el sostén y se buscó el corazón con la punta de la pistola de su propio padre, que estaba en el comedor con parte de la familia y tres invitados”

Como se ha insistido, Corazón tan blanco es una novela intensa en los vericuetos de eso que llamamos reflexión o pensamientos internos. Me ha quedado la sensación de que, si algo no se cuenta, no ha existido, si no se dice, no existe, porque cuando se cuenta todo cambia, entra al mundo y trastoca al mundo compartido. En efecto, en algún momento de la lectura me ha llegado el recuerdo de Wittgenstein, el filósofo judío que había ido al jardín de niños con Adolf Hitler en su Austria natal. No he estudiado mucho a Wittgenstein, pero al leer esas páginas pensé, perdón, yo no, mi cerebro pensó que Wittgenstein había escrito sobre el decir, el nombrar, el habla y la descripción como acto, como hecho que hace que los hechos y el mundo existan en tanto que nos enteramos de ellos. No tuve el cerebro para estudiar a Wittgenstein en la universidad, así que posiblemente me equivoco en las frases anteriores; no sé si esta elucubración acierta sobre lo que ha dejado plasmado en su Tractatus o en sus Investigaciones filosóficas.

Acerca del estilo narrativo de Javier Marías, o sobre esta novela en particular, el hecho de que narre extensamente el pensamiento más que narrar grandilocuentes o numerosas acciones es algo que me ha atrapado o interesado, que es lo mismo. Supongo que es una novela muy difícil de llevar al cine y también supongo que hay lectores que no pueden con tanta reflexión y prefieren leer otro tipo de novela, por ejemplo, una novela histórica o una novela negra. Eso me lleva a preguntar qué tipo o subgénero de novela es Corazón tan blanco. ¿Es una novela filosófica? ¿Acaso no todas los son en algún sentido? En cierta medida Corazón tan blanco tiene un tono existencial, lo cual queda reflejado en la reflexión que el narrador tiene sobre la equivalencia entre lo que es y lo que no es, porque todo al final se acaba o desaparece, asemejándolo a lo que nunca ha existido. Este párrafo va justo antes del otro en la página 338 que he citado arriba:

A veces tengo la sensación de que nada de lo que sucede sucede, de que todo ocurrió y a la vez no ha ocurrido, porque nada sucede sin interrupción, nada perdura ni persevera ni se recuerda incesantemente, y hasta la más monótona y rutinaria de las existencias se va anulando y negando a sí misma en su aparente repetición hasta que nada es nada ni nadie es nadie que fueran antes, y la débil rueda del mundo es empujada por desmemoriados que oyen y ven y sabe lo que no se dice ni tiene lugar ni es cognoscible ni comprobable.” (2022: 338)

Por otra parte, he apuntado mientras leía que hay un uso frecuente de las figuras literarias de la repetición, por ejemplo, cuando dice “nada de lo que sucede sucede” o “cuando sea más viejo y a fin de evitar parecerme a mi padre como es ahora, como es ahora y yo lo recordaré principalmente” (2022: 344).

En aquella ocasión cuando Juan escuchaba discutir al amante español y la amante cubana en la habitación de hotel contigua, comenta que no quería perderse de lo que ellos decían. Porque eso no existiría nunca más y no quería perdérselo. En ese momento introduce esa idea sobre lo transitorio, sobre lo impermanente, que está presente en toda la novela:

tenía conciencia de que lo que no oyera ahora ya no lo iba a oír; no iba a haber repetición, como cuando uno oye una cinta o ve un vídeo y puede retroceder, sino que cada susurro no aprehendido ni comprendido se perdería para siempre jamás […] hasta las cosas más imborrables tienen una duración, como las que no dejan huella o ni siquiera suceden” (2022: 40).

Ni lo imborrable dura indefinidamente y en algún momento, en algún tiempo, lo que ha sucedido y lo que no ha sucedido es indistinguible. Cuando dice “nada es nada ni nadie es nadie que fueran antes” estamos obligados a pensar en el río de Heráclito, que en su imparable fluir nunca es el mismo río; el río de ayer ya se fue, ya no es, y es distinto al que está pasando ahora mismo y que en un parpadeo tampoco será.

Tal vez hay una idea más de fondo para resaltar y es cuando afirma que “Todo el mundo obliga a todo el mundo”. Por ejemplo, cuando Juan está traduciendo a la diplomática inglesa, ésta dice que tenemos que ser obligados a actuar, también en las parejas, uno o los dos están obligados a estar juntos, por una fuerza externa, el pasado, la historia u otra influencia. En efecto, Juan afirma que “Fue Luisa quien primero me puso la mano en el hombro, pero creo que fui yo quien empezó a obligarla (a obligarla a quererme), aunque esta tarea no es nunca unívoca y es imposible que sea constante, y su eficacia depende en buena medida de que se tome el relevo de la obligación a ratos por parte del obligado” (2022: 95).

Corazón tan blanco es de esas novelas que dejan huella y que permiten hablar largo y tendido con otro lector atento. Con esta obra Javier Marías entró a los lugares destacados de la literatura española. No faltan estudios literarios sobre esta obra, sobre su tratamiento del secreto y el contar, sobre el revelar y el ocultar, sobre la resistencia a saber y la memoria, sobre sus cualidades filosóficas, sobre sus conexiones con Shakespeare, Wittgenstein, Ortega y Gasset y Derrida.

¿Cómo te ha parecido este contenido?

¡Haz clic en las estrellas para puntuar!

Promedio de puntuación 5 / 5. Recuento de votos: 3

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este contenido.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.