Justicia. Ese es el concepto que está en el centro del Diálogo de Platón que lleva el título Apología de Sócrates. Se calcula que fue escrito entre los años 393 y 389 a.c. Este diálogo sigue siendo perfectamente claro para la gente de hoy en día, se entiende la defensa que hace Sócrates de su conducta y la explicación que ofrece sobre lo injusto de la acusación que pesa sobre él. Para el mundo posterior a Sócrates, el juicio que le condena a muerte se ha convertido en el arquetipo negativo de un sistema de justicia que, intrínsecamente, no funciona bien. En su defensa, Sócrates demuestra lógicamente su integridad y el convencimiento de su inocencia. En el diálogo, Sócrates se centra en explicar por qué se ha ganado la enemistad de muchas personas, por qué su conducta es un mandato divino y, finalmente, por qué debe aceptar los cargos y no recurrir a la súplica con el objetivo de reducir la pena. Sócrates no recurre a nada distinto que a la ética y a a la razón (o el entendimiento). Este texto pretende ser una reseña comentada de este diálogo.
Aunque la mayoría de lectores tienen la impresión de que el juicio a Sócrates fue injusto, algunos filósofos, en especial Hegel, han subrayado que en la Grecia antigua tal vez tenía todo el sentido este desenlace. Sócrates introducía, posiblemente por primera vez en la sociedad helénica, una nueva comprensión de la moralidad, una que apelaba a la reflexión interior y la razón, y no solamente a la tradición y las costumbres. Todo lo cual, visto desde las leyes y forma de vida en aquellos lejanos años, se veía como algo desafiante y peligroso para el sostenimiento de la propia cultura ateniense. De ahí que, situándonos en una comprensión histórica, la acusación a Sócrates tuviera sentido según la percepción general de la época.
La Apología de Sócrates es un texto singular, a la vez tiene efectos (incluso pretensiones) históricos y filosóficos. No es deliberadamente una ficción, sino que es más cercana a la crónica. Registrado este suceso (junto a los demás diálogos), Platón ha inmortalizado a Sócrates. Los Diálogos son el trabajo filosófico de Platón, pero también han generado una memoria acerca de Sócrates. Históricamente hablando, no cabe duda de que el jucio y condena de Sócrates fue un hecho real. Jenofontes, discipulo de Sócrates, también escribió una «Apología de Sócrates».
La Apología de Sócrates, el primer diálogo
La Apología de Sócrates es, al parecer, el primer diálogo de Platón. En él se ponen las bases para conocer quién era Sócrates, un filósofo que no registró su pensamiento por escrito y que para el momento del juicio había alcanzado una edad considerable para aquella época, 71 años (en la antigua Grecia la esperanza de vida al nacer no era superior a 35 años). Sócrates era un personaje conocido en su ciudad Atenas y había sido popularizado a través de la comedia “Las Nubes” de Aristófanes. En esta, es evidente la animadversión contra Sócrates, que lo representa como un demagogo que influye negativamente en la opinión y percepción de sus conciudadanos.
Platón estuvo presente en el juicio junto a otros seguidores y amigos. Se estudia si la versión de Sócrates que presenta Platón es fiel a la realidad del personaje histórico; en general, se cree que no hay razones para que Platón haya deformado la imagen de Sócrates, precisamente porque este Diálogo sirve para profundizar en la ética y la moral, temas centrales en la filosofía socrática y platónica. La virtud, la verdad, la ética y el actuar consecuentemente a una moral, seguir el bien y no el mal, y todo lo que está detrás de esta tensión, es la arena en la que Sócrates desarrolló su controvertida o innovadora doctrina.
Sócrates era un filósofo que tenía la misión de interrogar a la gente acerca de lo que creía saber y de lo que creía ser, preguntaba qué era más importante, si el saber o el tener, si los medios o el fin, si valía la pena perder en virtud para ganar en negocios. En su defensa explica al público ateniense que hace esto como consecuencia de una consulta que Querofante hace a la Pita, o Pitonisa, del Oráculo en Delfos, templo del dios Apolo, la cual responde que no había nadie más sabio que Sócrates. Según Sócrates, esta respuesta, difícil, lo llevó a indagar a todas las personas acerca del saber. El estudio de la doctrina de Sócrates concluye que no existe diferencia entre saber y virtud, entre el entendimiento y hacer el bien.
¿Quién acusó a Sócrates?
La acusación fue presentada por Meleto y secundada por Ánito y Licón. Meleto era un poeta poco conocido, aunque mencionado por Aristófanes. Ánito era un político muy influyente, del partido democrático, que participó en la caída de los Treinta Tiranos, el gobierno impuesto en Atenas por Esparta. Y Licón era un orador. Aunque Meleto era el acusador principal, se dice que Ánito, un personaje influyente, estaba detrás de todo.
Sin embargo, Sócrates inicia su defensa hablándole a “otros” acusadores previos a Meleto. Se refiere otros atenienses que ya antes tergiversaron su actitud y desdeñaron su actividad durante años, sentando las bases para que un día personas como Meleto y Ánito usaran esa malquerencia como base. Mucha gente ya había acusado informalmente a Sócrates creando un caldo de cultivo propicio para presentar una demanda contra un “cierto Sócrates” que se ocupa de las cosas celestes, que investiga lo que hay bajo tierra y que demuestra no creer en los dioses.
¿De qué fue acusado Sócrates?
Meleto acusa a Sócrates precisamente de eso: de no creer en los dioses y de influenciar negativamente a los jóvenes. Es una acusación de impiedad, muy mal vista por entonces, porque cambiar las costumbres y las creencias se entendía como la causa de la decadencia de Atenas. En aquella época Anaxágoras también había sido acusado de impiedad por decir que el Sol era una esfera incandescende y que La luna era una roca; a diferencia de Sócrates, Anaxágoras apeló al exhilio para salvarse.
La acusación lo señaló de ser una figura representativa de la sofística. Principalmente, porque los sofistas eran un tipo de profesores a sueldo que enseñaban distintos saberes e ideas a jóvenes que podían pagar estos servicios. Esto en sí mismo no era negativo, pero demostraría que Sócrates influenciaba así a los jóvenes, bajo el rol de sofista. Pero Sócrates no era sofista; ni siquiera buscaba tener aprendices o estudiantes y tampoco cobraba por enseñar nada a los jóvenes. De hecho, no buscaba enseñar nada. En su defensa explica que tiene seguidores y amigos, pero que nunca tuvo el objetivo de edificar una escuela y tener discípulos.
¿Por qué fue acusado Sócrates?
Dicho en la jerga de hoy, Sócrates tenía muchos haters en su época. Existía una animadversión y cierto resentimiento por lo que hacía. En la obra de Aristófanes esto es claro. Pero ¿qué es lo que hacía Sócrates a diario para ganarse tantos enemigos?
Su trabajo consistía en hablar con la gente de su ciudad, reflexionando y preguntando acerca de las virtudes y la sabiduría, acerca de cómo responder frente a los problemas, el conocimiento y las dificultades de la vida. De hecho, este actuar está presente en muchos diálogos de Platón, en los cuales Sócrates es representado. A grandes rasgos, este método se conoce como mayéutica, una manera de llegar al conocimiento a través del preguntar y responder, acercándose así al saber, aunque entre cada pregunta y respuesta las fricciones y choques contra lo que uno creía saber y en realidad no sabe, causaran algo de molestia o dolor. En el diálogo Teeteto se profundiza en la mayéutica como método.
Al hablar con la gente, buscando el saber, se desmontaban todo tipo de suposiciones éticas, vanaglorias y doble moral, cosas tan comunes ayer como hoy. La incomodidad que supone ir hacia la verdad, le generó no pocos detractores.
La acusación enlazó, por lo tanto, con un ambiente de hostilidad cultivado por diversas personas que le acusaban de enredar a la gente con argumentos. De allí, fue fácil acusarlo de cuestionar la existencia de los dioses, la autoridad de los padres y los principios sociales.
¿Cuál fue la defensa de Sócrates y por qué esto es clave en la filosofía de Platón?
Sócrates se defiende de la acusación siendo fiel in extremis a la verdad y a su misión. Frente a la acusación de no creer en los dioses y profesarlo, pregunta a Meleto: ¿Cómo es posible que Sócrates pudiera profesar no creer en los dioses cuando lo que él mismo hace cada día lo hace porque cree en ellos? Para demostrarlo lógicamente explica que su quehacer es una misión derivada de la necesidad de interpretar qué quiso decir el oráculo a Querofante. Oráculo en el templo del dios Apolo. Buscar si hay alguien más sabio que Sócrates es directamente consecuente con la respuesta que Querofante recibe y le entrega a su amigo, respuesta que es, innegablemente, divina. En nombre de Apolo, pues, Sócrates indaga si hay alguien más sabio que él, que no sabe nada; no conoce la verdad, pero se hace hábil en conocer qué no es verdad.
Consulta entonces a políticos, poetas y artesanos acerca de la sabiduría, encontrando en todos los casos que la gente cree saber cosas que en verdad no sabe… mientras que Sócrates ha aceptado su propia ignorancia… De ahí viene la conocida frase atribuida a Sócrates “Solo sé que nada sé” (aunque Platón nunca la escribió así). Según su interpretación, parece que el dios ha usado el nombre Sócrates, para expresar que la sabiduría humana es muy poca cosa, o que en realidad no hay tal.
Por ser un político experto en política, por ser un poeta experto en poesía, por ser un artesano experto en artesanía, parece que éste saber los hace creer que también son expertos en muchos otros dominios, donde en realidad no lo son. Esta ceguera, ese exceso de ego, es contrario a la ética, a la virtud, tema central en la filosofía de este Diálogo. Platón está mostrando, con el ejemplo de Sócrates, el valor de la integridad y la dignidad. “No es difícil evitar la muerte, es mucho más difícil evitar la maldad” afirma Sócrates.
Como se ha dicho, lo arriba mencionado generó que políticos, poetas y artesanos se “incomodaran” y, además, que los jóvenes le siguieran, divirtiéndose al ver cómo examinaba a los hombres, descubriendo que no sabían lo que creían saber. Desde la jocosidad, también los jóvenes dijeron que Sócrates “hace más fuerte el argumento más débil, que indaga las cosas que están en el cielo y que no cree en los dioses”. Exponiendo esa realidad, Sócrates se defiende: todo lo que hace lo hace por creer en lo que dicen los dioses, por seguir esta misión se ha ganado el disgusto de muchos y no ha invertido su tiempo en algún tipo de trabajo productivo, lo cual se nota en su pobre economía. Se aferra a esta misión, porque ser filósofo ha resultado ser un mandato del dios y no se aparta de eso por evitar una condena, ni siquiera la muerte. Explica que antes, cuando fue hoplita (soldado), no renunció a su deber ni a su compromiso, aunque hubiera peligro de muerte; tampoco renunciaría ahora a su deber, aunque Meleto pidiera la pena de muerte.
¿Cuál fue el fallo y la condena que recibió Sócrates?
La votación del juicio fue de 281 votos condenatorios y 220 votos absolutorios. Por solo 31 votos de diferencia fue declarado culpable. Al no ser absuelto, era costumbre que el acusado tuviera una última oportunidad, bien aceptando la acusación, bien suplicando clemencia, exponiendo deberes familiares o hijos que mantener. No obstante, Sócrates no se movió ni un ápice de lo que había defendido. Aseguró que seguiría haciendo su trabajo y no suplicó nada, porque equivaldría aceptar la acusación. Encima de esto, propone para él, por su edad y considerarse bueno, la manutención en el Pritaneo, un lugar importante donde eran mantenidos por el Estado los pritaneos, un grupo de importantes funcionarios administrativos de la ciudad.
Además, aceptó pagar 1 mina de plata para lograr una rebaja de la pena, negándose a proponer las 30 minas de plata que sus amigos le podían dar para que no le cayera la pena de muerte. Los jueces quedaron aún más descontentos y la pena de muerte quedó sentenciada. Reflexiona para sus amigos que la muerte no es un mal destino, o es como un sueño del que no te enteras, lo cual es bueno en sí mismo, o es un pasaje a otro mundo, donde se encontraría con grandes personajes de la historia con los que tendría la oportunidad de hablar. Al final exhorta a los atenienses a que hagan con sus hijos lo que él con ellos, interrogarlos sobre el saber y la virtud. Sócrates es llevado a la cárcel para esperar el día de su muerte, pero estos detalles son narrados en el Critón, el siguiente Diálogo.
La apología de Sócrates es un texto que expone la defensa a la que tiene derecho Sócrates, más que el relato extendido de su acusación, que es más bien simple. En todo caso, este juicio histórico, resulta un relato casi mitológico. El mito de Sócrates condenado. El sistema de la justicia falla, en los dos sentidos de la palabra, pero luego sucede que algo así como “la justicia divina” no falla. Sócrates mismo profetiza, a la hora de la muerte, peores castigos para sus acusadores. Aunque no está explicado en la Apología de Sócrates, los principales demandantes o acusadores, el poeta Meleto y el político Ánito tienen una suerte adversa después de la muerte de Sócrates. Los atenienses, arrepentidos de la injusticia cometida, matan a Meleto a pedradas y buscan a Ánito para lo mismo, pero éste logra huir.
Se ha consultado la siguiente edición para la presente entrada:
PLATÓN. Diálogos. Tomo I. Editorial Gredos. Madrid. 2000
– Introducción general de Francisco Lisi
– Traducción y notas de Julio Calonge Ruiz (cofundador de la Editorial Gredos en 1945) Emilio Lledó Iñigo y Carlos García Gual.
– 454 páginas
Hola
Ya que leiste un libro de Carmen Boullosa, tal vez quieras leer uno que se llama Llanto, novelas imposibles. Yo lo terminé en tres dias, me gustaria tener tu opinion.
Gracias
Hola Kin! 😉 Ok, lo pondré en la fila de libros por leer. Gracias por la recomendación! saludos!