Elogio de la miniatura de José Viñals y un caballo

Reseña de Elogio de la miniatura de José Viñals
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Elogio de la miniatura es un libro que llegó a mí de forma inesperada. No lo buscaba; me lo obsequiaron por la compra de otros libros. José Viñals (1930 – 2009) me pareció un nombre sonoro y cuando vi que los poemas del libro eran muy cortos, me emocioné. Antes de leer un libro de poesía me lo pienso dos veces.

Esta Reseña y comentarios están hechos después de leer: Viñals, José. Elogio de la miniatura. La poesía, señor hidalgo. Barcelona. 2003. Vale la pena destacar que es un libro bien editado, genera cierto placer el hecho permitir una lectura muy amable con su usuario.

Supongo que se llama Elogio de la miniatura por estos poemas cortos que lo componen. No por cortos dejan de ser profundos, pero en todo caso, son como bocados. Vas uno tras otro sin parar, durante las 98 páginas y 90 poemas que tiene esta publicación. Esto permite leer el libro fácilmente, de una sola vez. Y tener de un solo golpe una impresión del poeta José Viñals y esta obra. Es un libro para tener cerca, para consultar de tanto en tanto.

La voz poética en este libro se sitúa en el límite, en una frontera, tiene un pie en el más allá, en el otro lado, ese al que se refería Cortázar respecto a El perseguidor. Tal vez porque la poesía está en el límite de la razón; algunos dirán que fuera de ella. El poema número 2 de Elogio de la miniatura dice:

2
“Visité las putas del prostíbulo de Corralito.
Me dijeron <Si has de ser Poeta debes probar el misterio>”

Al leerlo, estas meretrices me parecieron una versión gaucha de las brujas de MachBeth. Y el poema número 5 dice así:

5
“Aquí, en la frontera extrema, no hay luz de sol mas todo es transparente. Tengo sed. Bebo un agua sagrada: procede del silencio”.

La borrachera de la poesía, la mayoría de las veces se vive en soledad. Aunque el poeta, en esta obra, no está del todo solo, está, como si fuera un quijote, no con su escudero, sino con un fiel corcel. Un caballo, su otro mitológico, lo acompaña a lo ancho de estas páginas y en una vida intensa. Más bien recuerda la conexión mística de los Comanches con los equinos. José Viñals tiene un caballo negro, monta un ser que tiene fervor. Y con este cabalgar deja ver el paisaje que le envuelve, es una pampa. Para la muestra varios poemas:

11
Mi caballo tiene ojos de nutria, tiene el pelo sedoso de la pantera negra. Mi caballo tiene cresta de cacatúa enamorada. Mi caballo es de hoguera nocturna a la manera de los ritos equinocciales. Mi caballo tiene alma humana y flores rojas en la frente que destilan el licor de los sueños. Mi caballo es el mejor amigo de la penumbra y galopa con ella a lomos como si se tratase de una hembra. Mi caballo no recula nunca. Hay fervor en sus cascos.

14
Grande es tu lucidez, caballo negro, hermano demoniaco. No son las drogas ni la plata de la vesícula nocturna; es tu mirada de carbunclo, tu enjambre alucinado de colibríes en las axilas; es la ecuación sagrada de tus patas trazándome el sendero, aun el delgado que conduce a la tumba.

47
Yo sé que poco a poco seremos el Centauro. El pierde más que yo, pues pierde una cabeza que dibujó Durero. Y yo gano en leyenda, que no es poco.

El paisaje que cruza a lomo de cuadrúpedo conecta con la tradición literaria, y sentires, de un Martín Fierro.

19
A veces canto si no voy deprisa. Todo mi repertorio lo forman 3 canciones. Los temas son el mar, la muerte y los caballos. Y habrá una cuarta que será el amor si soy apenas justo con la vida.

La poesía de José Viñals en este libro no es urbana, nada más lejos. No hay calles, hay campos. No hay coches, hay caballos. No hay máquinas, hay tréboles y hierba. Si. Tiene a Whitman en su mente. Aunque, dice, no se puede cantar a sí mismo. ¿Quién que haya leído a Whitman no tiene a Whitman en su mente? También se le sale Rimbaud en una cita textual en la que recuerda: “Odio el invierno porque es la estación del confort”.

Tal vez por estar en diálogo con el caballo, representante de la naturaleza y de todos los seres, ha logrado ver más allá, entre lo cual se cuenta ver a través de la cuota ficcional de la cultura. Por ejemplo, lo dice así en este poema:

62
Me crucé con los tres Reyes Magos. Eran incorpóreos pero olían muy mal. Tantos siglos de camellos y desiertos, pensé. Las ficciones también se pudren, no por simbólicas sino por fraudulentas.

Elogio de la miniatura es un libro que vale la pena conocer. Es cierto que su brevedad ayuda, y tal vez por un impulso facilista me he tirado de cabeza a leerlo de una sola vez. Pero lo cierto es que esos poemas en miniatura son como un azúcar para el cerebro, se dejan asimilar a la vez que provocan hacerlo una vez más. Una buena puerta de entrada a la obra de José Viñals.

Cubierta del libro Elogio de la miniatura del poeta José Viñals. Edición de La poesía, señor Hidalgo.
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Autor: Julián Bueno

Escribir reseñas y análisis de libros es una manera de volver a ellos a través de nuestros apuntes. En Lectura-abierta.com todo el mundo está invitado a publicar sus experiencias de lectura. Soy antropólogo y consultor digital, me interesan los contenidos en internet, la literatura, la filosofía y el arte.

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