Maniac. John o los delirios de la razón

Reseña de Maniac de Benjamin Labatut
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Benjamín Labatut (Rotterdam, 1980) es un reconocido escritor chileno cuyo salto a la fama mundial lo dio con su obra “Un verdor terrible”(Anagrama, 2020), creación que rápidamente se convirtió en uno de los favoritos del público y la crítica. Ha vivido entre Rotterdam y Santiago, ciudad en cual vive actualmente. Estudió periodismo en la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Uno de sus principales referentes literarios fue el poeta chileno Samir Nazal, a quien conoció en 2005 y que actuó como mentor durante sus inicios en la escritura. Nazal fue una especie de guía literario y espiritual, marcando fuertemente el trabajo y la elaboración del primer libro que publicó, La Antártica empieza aquí (2012), una colección de siete cuentos. Algunas de sus lecturas más relevantes y que más han influido en él son Pascal Quigard, Eliot Weinberger, William Burroughts y Roberto Bolaño.  

Su último trabajo es “Maniac” (Anagrama, 2023), una obra, una especie de libro que aún se buscar ser clasificado pues no es novela ni ensayo, quizás ambas cosas a la vez, pero sobre todo es una invitación, en cualquiera de sus formas, a peregrinar en una historia compleja, llena de oscuridades y egoísmos, con personajes ambiciosos y ególatras. A través de sus páginas uno puede encontrarse con el dolor, la perdida, la angustia existencial y por supuesto la locura de quienes intentan forzar el razonamiento humano más allá de todos los límites permisibles.

Me preguntaron ¿y después de Maniac que podrá hacer Labatut?, ¿le quedarán historias?. No me dedico a la crítica literaria respondo a lecturas ligeras, pero sobre esa pregunta… que puedo decir, si algo permite la literatura es el ir y venir de tiempos, viajar entre siglos, transitar de un espacio a otro todo en un mismo libro, en distintos tomos y en miles de cuentos, por lo tanto, aún le quedan historias que narrar.

En esta historia, contada por muchos, Labatut nos da un acercamiento a la ciencia del siglo pasado, cuando la brillantez, la locura y el fenómeno humano en sí, dejó atrás espadas y meras armas inflamadas de pólvora, nos da la mano para llevarnos en búsqueda de una explicación a este espacio del mundo que nos ha tocado experimentar, de tecnología, datos, información e inteligencia artificial, pero nos conmueve con un inicio que parece sacado de otro libro, pero que logra entrelazar el más puro espíritu de la locura que puede generar la brillantez, las circunstancias y el vacío de la espiritualidad, nada de lo que ocurre delante de ese primer cuento nos logra explicar tal fragilidad que, a pesar existan monstruos de la ciencia y brillantez o, como yo los llamaría los lubricantes del engranaje de este mundo, pueden acoger el sentir de la verdadera desolación, que es lo más humano que toca Benjamin, en Maniac.

El pasar de Paul Ehrenfest como primera narración nos prepara para imbuirnos en el camino a lo irracional o la locura de la razón, así parte describiendo lo que será el más triste desenlace que encauza la obra, “…Con la primera luz del 25 de septiembre de 1933, Paul abrió los ojos, se sirvió un frugal desayuno, se puso el sombrero y el abrigo, y caminó a la estación de trenes de Leiden con una pistola en el bolsillo. Compró un billete para Ámsterdam, pero como el tren salía a las nueve y media, aún le quedaba una hora para matar, así que se dejó caer por la casa de Arend Rutgers, uno de sus antiguos alumnos del doctorado, quien vivía cerca…”.

Es una obra misteriosamente psicológica porque nos dirige a través de escuetas cartas, entrevistas o simples anécdotas, al desenlace de mentes brillantes, pero en constante frenesí o delirios y, sobre todo nos lleva a reflexionar sobre los límites de la humanidad.

Este trabajo quiere acercarnos a John Von Neumann como actor principal, pero a su alrededor, en su red cuajan mentes como las de Oppenheimer, Teller, Szilard, Wigner, Fermi, Turing, entre otros, conocidos o no, contemporáneos, antecesores y predecesores es, por así decirlo, la red social de la inteligencia artificial de nuestros días, de aquello que me permite escribir este texto, hacerlo volar en el tiempo abstracto de la “inmediatez”.

“Todos éramos niños de pecho respecto a la situación que había surgido, a saber, que de pronto estábamos lidiando con algo capaz de hacer estallar el planeta”. John Von Neumann.

Esta historia además nos lleva con delicada simpleza al big bang de la bomba de hidrógeno (atómica) en todas sus versiones, desde Trinity, hasta Hiroshima y Nagasaki, volteándonos, obligadamente, a cavilar nuestra humanidad y lo que esperamos de ella.

Aun cuando algunos pasajes parecen escritos con cierta urgencia, y con frases y textos repetitivos e innegable desprolijidad de traducción, como pasa en cualquier historia, es posible juzgar de manera positiva esta obra, ya que su lectura es difícil de abandonar. Es una obra que en general se agradece, porque nos da pausas, permite transitar a la ansiedad del escritor, y reflexionar en aquello que lo motiva, sin preguntárselo.

Si “Maniac” es bueno o malo en su narrativa, no lo sé, pero es una colosal invitación a conocer una historia y una reflexión situándonos en ese lugar descrito con la delicadeza del ir y volver de los años de Von Neumann, si eso es la literatura con más o menos detalles lingüísticos, lo consigue, y si después de esto Labatut tiene más, siempre habrá más, una historia, un personaje, un hecho, un pico de inflexión en la vida de uno o de otros y, que alguien se atreva a mirarlo desde su propio caleidoscopio.

La bomba en la portada del libro me hizo pensar en el reflejo del proyectil que ve el autor en Von Neumann, quien en su humanidad parece de los nuestros, pero a Labatut le cabe la duda, su mente fluyó a pasos adelantados y agigantados, enigmáticos e impenetrables. Sabemos que tendremos mentes brillantes que contabilizan estrellas , agujeros negros, distancias exponenciales, nuevas galaxias, cuerdas, materia, energía y silencios en el universo, si hablar y escribir de ello en cálculos imaginables no es una maravilla, ¿qué es?.

Cuando Labatut llega con el cuerpo chamuscado de John Von Neumann, luego de pruebas para su sobrevivencia, nos encamina al final de su historia con un capítulo aparte basado en la locura de lo esperanzador, como son las pruebas que puso la inteligencia artificial en unas partidas de Go. La última narración no es una carta, no es un cuento, no es una historia, es un reportaje una narración periodística de cómo la inteligencia artificial puesta a prueba en un juego milenario como el Go, abre nuevamente la desolación, miedo, desamparo y fragilidad del ser humano frente a patrones de inteligencia que buscan demostrar la superposición de ésta por sobre el ser humano.

Labatut nos muestra primorosamente una maravilla al regalarnos una de las sincronías de Jung y una idea de rizoma de Deleuze y Guattari al exponer que Mathematical Analyzer, Numerical Integrator, and Computer = Maniac.

Reseña escrita por: Betzabé Menjiba S.

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