En torno a la vida del escritor francés Guy de Maupassant (1850-1893) existen muchas historias, comenzando por el lugar exacto de su nacimiento —una hipótesis apunta a Fécamp y otra más a Tourville-sur-Arques—, lo cual no resta el mérito literario que admiramos sus lectores, hasta los síntomas de demencia que fue adquiriendo hasta declarar “tengo miedo de mí mismo”. También fue cronista de periódicos como Le Figaro o la revista Gil Blas, pero suele conocérsele más como maestro de terror, tan importante como Edgar Allan Poe (Estados Unidos, 1809-1849). El Horla es un referente que relacionamos inmediatamente con el escritor francés, quizá porque es el que ofrece un halo de zozobra entre líneas presentando un ser informe que vocifera: “¡El Horla… ha llegado!” Percibirlo es lo que nos asusta. Al dejar el libro y regresar a la “realidad” sentimos que aquella presencia que nos chupa la energía está en algún sitio esperando por nosotros.
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